jueves, 30 de marzo de 2017

Peligros esotéricos y exotéricos de la Drogadicción

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Según la Ciencia Tradicional Esotérica el cuerpo físico del hombre está envuelto por diferentes mantos etéricos, eléctricos y magnéticos que lo protegen de las radiaciones cósmicas y de las intrusiones de larvas incorpóreas. Esta protección incluye poderosos escudos que le permiten sobrevivir en un planeta constantemente "bombardeado" por todo tipo de radiaciones y de un polvo muy sutil y casi inmaterial que logra descender hasta su superficie y aun penetrarla en determinadas condiciones meteorológicas.

Las actuales pautas de contaminación, que han logrado debilitar y hasta perforar las capas protectoras propias del planeta, nos exponen todavía más a rayos que en altas proporciones son mortíferos y que, en casos de menor cuantía, afectan gravemente al comportamiento.

Este aspecto esotérico es desconocido o ha sido publicado muy veladamente. 

Los protectores y escudos etéricos se ven malignamente afectados por los abusos en el consumo de alcohol, tabaco, tranquilizantes, euforizantes. También por las tensiones que provocan el "stress", el poco sueño o la actividad sexual forzada por el vicio 

De allí que todas las religiones en sus diferentes sectas prohiben ciertos consumos o actitudes violentas más o menos traumatizantes, así como todo tipo de libertinaje. Nuestros antepasados fueron más sabios de lo que creemos en la actualidad y conocían un lenguaje simple y terminante, comprensible para los pueblos sencillos. Esos viejos consejos religiosos suelen ser muy prácticos en cualquier tiempo histórico, incluido el actual.

Las permisiones engendradas por el fracaso de los sistemas políticos que nos rigen, consistiendo el consumo de drogas, por ejemplo, son una prueba más de la ineptitud de dichos sistemas.

  1. Como el consumo de drogas es un escape o remiendo de una situación angustiosa o desconcertada, los consumidores no son estrictamente culpables de otra cosa que no sea falta de imaginación y de voluntad creadora ante los imprevistos. El verdadero culpable es el sistema general que nos rige que,tanto sea de izquierdas como de derechas, tiene el común denominador de la ineficacia. La superpoblación, la falta de recursos económicos y su pésima distribución; el desempleo, la mala educación de los jóvenes y el desamparo de los ancianos, Los delitos ecológicos que a diario se cometen. El querer igualar lo inigualable y, para colmo de males, el querer proclamar la igualdad tomando como rasero el más bajo, feo y bruto. La corrupción moral y administrativa. Estos son los verdaderos culpables. En una sociedad constituida dentro de un Estado Natural, no se darían jamás las altas cotas de drogadicción que soportamos.
  2. El dinero que se obtiene de la venta de drogas es mucho... demasiado para la moral borrosa de la presente sociedad y por eso urge bloquear los circuitos de distribución de ese veneno con medidas excepcionales, aunque de momento puedan parecen impopulares.
  3. Hay que prohibir la adquisición y el consumo de drogas no recetadas por una autoridad médica legal y reconocida. Se podría argumentar que prohibir la ingestión personal de drogas afecta el derecho privado y las normas de protección de la intimidad particular; pero si esto fuese cierto, también habría que permitir la libre posesión de animales feroces en las casas o de las armas de todo tipo, ya que la presunción de inocencia bloquearía la prevención de un uso indebido y peligroso para la comunidad. Pero... ¿son los drogadictos peligrosos para la sociedad y sus componentes?
  4. Sí lo son. No menos del 44% de los ingresados en las cárceles de Europa cometieron sus delitos estando drogados o beodos. Las drogas, al romper los escudos protectores etéricos ponen a la persona en estado de indefensión ante sus apetitos, instintos, deseos y animalidad enterrados comúnmente en el inconsciente colectivo. En el momento en que esto escribo, Scotland Yard investiga una red de pederastas drogados que, aparte de otras aberraciones, filman violaciones de niños  que terminan con su muerte por asfixia o aplastamiento.Las películas así obtenidas, mezcladas a otras pornográficas, se venden a 10.000 $ y tienen un mercado fijo, sólo en las islas británicas, de 3.000 clientes capaces de pagar esas sumas. Es de suponer que muchos miles más se conforman con verlas esporádicamente o adquirir otras más corrientes, de las se consiguen en cualquier "Sex-shop" de los cuales las capitales de Europa y buena parte de las de América están inundadas. Esta es un verdadera locura provocada por las drogas, y demás aberraciones que deshonran al Hombre.
  5. Toda forma de "arte" degenerado, desde fotografías pornográficas hasta cuadros pintados por locos o drogados que sugieren el seguir a los autores por tan terribles senderos, deben ser prohibidas, lisa y llanamente. Lo que proponemos es terapéutica higiénica
  6. Y... es evidente que lo que entendemos como Estado debe cambiar radicalmente, ajustándose a la realidad y a la verdadera naturaleza de las cosas, dejando definitivamente atrás las fantasías del "Modernismo" que aún afean nuestro entorno global.
Cuando la Nueva Humanidad sepa más sobre la naturaleza de los seres y cosas normalmente invisibles, tomará medidas. Así como cuando se pudieron ver y analizar los microbios, nacieron vacunas, remedios y antibióticos específicos para combatir a estos entes malignos y se controlaron las espantosas pestes que asolaban al mundo. El Destino quiera que también esta peste de la drogadicción,  la violencia sádica puedan erradicarse a tiempo... si es que nos queda tiempo para ello.


Jorge Angel Livraga  -1990

domingo, 26 de marzo de 2017

El Drama de América Latina ¿Cómo empezar de nuevo?

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"Es siempre el extranjero el que tiene la culpa, pues, según ellos, fueron hundidos "desde afuera" y todos sus males y tribulaciones, guerrillas y motines son causados por los "gringos", encerrando en esa denominación a todos en general y a los norteamericanos en especial.

En el Panteón Político latinoamericano, sus dioses benefactores están muertos, desde San Martín a Bolívar, y desde Grau a Martí. 

Aunque sería simplista e infantil circunscribir los motivos del hundimiento de América Latina a una causa moral, ésta es, sin embargo, importante.Si en nuestros propios álbumes familiares buceamos sobre el tema, veremos que el optimismo lo tenían, en realidad, los inmigrantes, los que en una época en que la vida en Europa era difícil en todo sentido, encontraron más allá del Atlántico un escenario fácil para sus actividades. Ellos forjaron la riqueza que estos Países tuvieron hasta hace aproximadamente medio siglo.

La fórmula era sencilla producían más de lo que consumían e ignoraban (tal vez voluntariamente, como un medio de defensa psíquica) las truculencias entre las cuales estos Países lograron su independencias, más o menos simbólicas, de Europa.

Pero se mostraron dos factores desestabilizantes:
1)El crecimiento demográfico y la centralización exagerada en ciudades.
2)Las nuevas generaciones "criollas" que sí se interesaron por el pasado, el presente y el futuro político, dedicándose a revisar y planificar y no a trabajar y producir, por lo menos en lo que crecientemente gastaban. Se generaron racionalismos y sectarismos. Resentimientos y peleas.

Tanto en Europa como en USA están totalmente desinformados de la realidad de América Latina, ya que cuando la visitan, con armas, máquinas fotográficas o portafolios comerciales en la mano, hablan tan sólo con los políticos profesionales o pretenden opiniones sensatas de gente que se está moliendo a palos contra la policía o en el saquero de un supermercado.

La "Democracia" no es hoy lo que los griegos clásicos entendieron por ella, sino que, en todo el mundo, es más bien un Capitalismo de mercado. ¿Quien es elegido Presidente de un País? Pues el que pudo hacer mejor campaña de imagen, movilizando millones de dólares e carteles, octavillas, anuncios en la Prensa, TV y la radio. Y un buen equipo que los ampare de difamaciones y otro mejor de pistoleros que lo custodien. ¿Y de dónde salió ese dinero? Obviamente de inversores que, en todo caso, serán recompensados con prebendas y otorgación de contratos comerciales convenientes o áreas de influencias que permitan especiales tratos en importaciones, exportaciones, compra y venta de tierras, manejos en la bolsa, etc. La llamada "democracia" es hoy una especie de Sociedad Anónima con fin de lucro y respaldada por los "poderes" legislativo y judicial que funcionan con la anuencia de las Fuerzas Armadas, ya que sin el apoyo militar no sería capaz de mantenerse 48 horas. 

El mito de que en América Latina se han contraído deudas pavorosas por culpa de tiranos y gobiernos militares es falso y es una obvia manipulación de la información. 

Como puede ver cualquier observador desapasionado, el problema no reside en si rige la Democracia o no, sino en el desconcierto e incapacidad de todos.

El cuadro muy sucinto de América Latina es: caos, intervencionismo, corrupción, incompetencia, sobornos al menudeo... 

La solución no es fácil ni inmediata. Pasa por una modificación profunda de la educación, la moral pública y privada y una vuelta a la realidad.

¿En qué consistiría esta vuelta a la realidad?

Fundamentalmente en que América Latina deje de copiar a USA o Europa en planes -que para ellos son "faraónicos"- de desarrollo industrial, embalses inmensos que no son luego aprovechados, descontrol de la natalidad y nepotismo. Siendo, como son, Países por lo general muy ricos en potencial alimenticio, se mueren de hambre. Teniendo abundantes productos geológicos, rechazan el sistema de zanja abierta esperando la adquisición de complicados mecanismos de horadación y consolidación que, al no tener luego repuestos, terminan oxidándose en pocos años. Teniendo gran capacidad pesquera, carecen de flotas especializadas.


Concretamente, América Latina necesita dejar de buscar culpables, de recibir supervisores políticos extranjeros y mantener embajadas suntuosas a lo largo y ancho del Mundo. En fin, sacarse la corona de oropel y reconocer su precario estado económico, social y político. Y a partir de eso, empezar de nuevo.

¿Cómo empezar de nuevo?
Aunque cada País es un mundo más o menos aparte, se podrían aplicar, entre muchas otras, las siguientes soluciones:
  • Descentralizar los sistemas, y mediante cargas públicas, obligar a la gente a buscar mejores destinos en las labores agrarias, minas y pesca.
  • Controlar la natalidad
  • Eliminar el desempleo dando trabajo a todos. Sobran cosas en las que trabajar.
  • Ordenar la Sociedad de manera que los estudiantes lo sean realmente, en ambientes despolitizados, lo mismo que los miembros de los diferentes cleros y las Fuerzas armadas.
  • Dejar la política, la economía y demás especialidades de interés colectivo, exclusivamente en manos de profesionales, sin importar cómo se llamen, su sexo ni condición social.
  • Penar severamente toda forma de corrupción
  • Erradicar la guerrilla, el contrabando, el tráfico de influencias y el nepotismo
  • Eliminación radical de intermediarios
  • Erradicar las Embajadas en Países en los cuales no sean indispensables, vendiendo bienes muebles e inmuebles. Suprimir casi todos los Consulados.
  • Privatizar sin condiciones limitantes todo lo que no sean elementos de control de la seguridad nacional y las fuerzas Armadas
  • Producir más de lo que se consume, reconvirtiendo la deuda externa en concesiones otorgadas por licitaciones de tipo internacional, sin promotores ni intermediarios, e impidiendo que esos simples negocios se politicen o se sobredimensionen.
  • Reformar la enseñanza, poniendo énfasis en la moralización y la ética.
  • Buscar sistemas de gobierno adecuados a cada País, sean los que sean.
  • Impedir la intervención extranjera y la tendencia viciosa a copiar lo extranjero, sin caer por ello en nacionalismos a ultranza que parecen ridículos cuando no hay cosa firme en la que apoyarse, dado que el presente es pobre, el pasado ha desaparecido y el futuro, por hoy, no existe.
  • Tener y mantener criterios ecológicos en cuanto a la Naturaleza y promover la tradición del hogar y las pequeñas industrias y artesanías.
  • Prohibir el consumo de drogas y limitar el de alcohol, tabaco y otros estupidizantes. Promover enérgicamente la higiene física, psíquica y espiritual.
  • Imponer 3 años de Servicio Civil y uno de Militar a los jóvenes aptos de ambos sexos, a partir de los 17 años de edad.

"En este drama, como en los clásicos, no son sólo los Dioses o el Destino los que intervienen, sino también y de manera principal, los hombres. Si se logran mejorar esos hombres latinoamericanos, con el inevitable tiempo, mejorará la Sociedad entera y esas Naciones tendrán su merecido protagonismo, cuando en el Horizonte de la Historia vuelva a amanecer" 


fragmentos de: EL DRAMA DE AMERICA LATINA
JORGE ANGEL LIVRAGA  -1990

miércoles, 22 de marzo de 2017

Resolución pacífica de conflictos

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"El realismo cínico...es la mejor excusa del hombre inteligente
 para no hacer nada en una situación intolerable" 
Aldous Huxley


"Johan Galtung, un pionero en la resolución pacífica de conflictos, se dedicó profesionalmente a descubrir lo que él llamaba "la quinta forma" o simplemente "la quinta". Galtung consideraba que cada conflicto tenía 5 soluciones posibles:

  1. Yo gano. Tú pierdes
  2. Tú ganas. Yo pierdo.
  3. Trascendencia negativa: cuando se soluciona el problema evitándolo por completo
  4. Compromiso: en el que cada uno gana accediendo a perder un poco
  5. Trascendencia: cuando se consigue una solución que está por encima y más allá del problema.

La política convencional intenta resolver los asuntos mediante el compromiso que, en el mejor de los casos, deja a ambas partes igualmente insatisfechas. En cambio, la quinta solución, la trascendencia, genera un sentimiento positivo en todas las partes. El primer paso para conseguir la quinta es que las polaridades opuestas tengan intención no sólo de encontrar un punto medio, sino de aunar fuerzas y avanzar juntas hacia una solución óptima.

El actual sistema político de partidos opuestos está diseñado para manipular a la opinión pública, y no para fomentar la sabiduría popular. Como resultado, el público debe elegir por lo general entre dos alternativas poco satisfactorias. Si el mundo ha necesitado alguna vez una quinta alternativa es ahora.

¿Por qué nuestro juicio político colectivo, parece tan deficiente y tan fácil de manipular?

Una de las respuestas son los medios corporativos, que son la mano derecha de la actual estructura política newtoniana-darwiniana, y no la voz central de la democracia.

En la atmósfera actual de falsedades privatizadas disfrazadas de verdades y de tergiversaciones deliberadas para explotar y dominar al público, resulta fácil olvidar que los Padres Fundadores no idearon la libertad de expresión y la libertad de prensa para que podamos emitir las "siete palabras" de George Carlin en TV o para que podamos recibir porno en nuestra bandeja de entrada. La verdadera razón de esas libertades es asegurar que los ciudadanos soberanos posean toda la información, todas las perspectivas y los puntos de vista necesarios para responder de una manera efectiva a los asuntos del día...para poder conseguir con más facilidad nuestra "quinta" colectiva

Nuestra situación política actual mantienen su lugar gracias a nuestra programación evolutiva de autodesautorización y a los políticos, corporaciones y magnates de los medios de comunicación que se benefician de dicha programación.

El problema es el sistema. Persiste un eterno sistema sin corazón y sin alma, despiadado y desalmado"



Dr. Bruce H. Lipton-
fragmentos de: LA BIOLOGÍA DE LA TRANSFORMACIÓN

miércoles, 15 de marzo de 2017

El Racismo que viene


Quien esto escribe ha dedicado gran parte de su ya larga vida al estudio de los fenómenos históricos y ha constatado que los hay de dos tipos. Los unos son repetitivos y aparecen y reaparecen en diferentes épocas sin mayor variación; los otros si son cambiantes y jamás se repiten, respondiendo a las exigencias de la marcha de los tiempos. Pero en cada momento histórico se mueve un péndulo que rige los acontecimientos, y tanto su parte fija como la móvil constituyen una máquina maravillosa, que no pasa ni pasará de ser una máquina que marca el ritmo de la mecánica histórica, los latidos de un corazón que vive, se acelera y desacelera, sufre a veces taquicardias. Que alguna vez nació y que terminará muriendo.

El Mundo y la Historia del Mundo son, entonces, tales como los concebían los neoplatónicos de Pérgamo y de Alejandría, hace casi 2.000 años: un "macrobios", un gran ser vivo en el cual estamos insertos formando su tejido existencial, con vida propia cada uno de nosotros, con vida propia las distintas Sociedades y Culturas, pero todo condicionado al Gran Ritmo, al Misterio, al Ser de los Seres.

Contra ese ritmo universal nada pueden nuestras disquisiciones intelectuales. Es como es, y lo único que podemos hacer, es percibirlo o no.

Quienes no lo perciben por lo general no merecen el nombre de filósofos, pues se quedan en la superficie de los acontecimientos sin molestarse en verificar su trasfondo y causa. La alienación, que perturba la razón y la percepción, los deja en la aparente paradoja de la existencia, y creen que su tiempo -el que ellos viven- es único, que el progreso es constante y lineal. Pero la Historia -parte suficientemente conocida del pasado humano- es cíclica y responde a motores ocultos que se desvelan tan sólo ante los que meditan profundamente.

Innúmeras formas de Cultura y Civilización se han sucedido a través de los milenios. Los cambios son más aparentes que reales y el hombre que manejaba una cuádriga romana no es muy diferente del que conduce un tren o un automóvil. Ha variado la máquina, la mecánica del vehículo, no el Hombre.

Para tomar un ejemplo de los que podemos tener mejor información para los que entonces vivían en el Imperio Romano, ese coloso político-social-económico-cultural, no podía caer. Pero cayó. Y a la Paz Augusta que regía el Mundo Occidental, agotado su tiempo histórico y necesitada de renovación, le siguió el que llamamos período de la Alta Edad Media.

No sólo cobraron dinámica propia algunas de sus partes, sino que el Imperio fue asaltado por pueblos marginales que entonces se movieron hacia su propio corazón.

En los siglos V, VI y VII aparecieron fenómenos migratorios de pueblos que de alguna manera habían sido sumergidos en la gran forma mental del Imperio Romano o que, amedrentados por su poder, se mantuvieron lejos de él. El Estado Romano, la concertación de pueblos en una unidad de destino, dejó paso a multitud de etnias y razas. Así aparecieron:

El Reino Visigodo en las Galias (419-507)
El Reino Visigodo en España o Hispalis (507-711)
El Reino Ostrogodo de Italia (489-552)
Los Góticos (340-375)
El Reino Vándalo (435-534)
El Reino Longobardo (a partir del 568)
El Reino Burgundio (443-453)
Los Hunos de Atila (434-453)
El Reino de los Francos (a partir del 486)
Y... Sajones, Suevos, Alanos, Anglo-Sajones y un largo etcétera; hoy meros nombres para muchos lectores, pero entonces realidades tangibles y terribles. Pequeños feudos y bandas se establecieron en resistencia o vagaron por el mar, recibiendo el nombre genérico de Vikingos con que la historia los conocería luego. El Imperio romano de Oriente, cristianizado a través de la que hoy llamaríamos la Fe Ortodoxa, con muchos altibajos, resistió hasta la época de las Cruzadas y recibió el golpe final a mediados del siglo XV, a manos de una facción del creciente Imperio Islámico.

Resurgieron las etnias, las tribus, con diversos motores; los religiosos, económicos, políticos y, sobre todo, demográficos...pues, en el reloj de la Historia, la hora fatal de la caída del Imperio Romano había sonado en las cuencas del Asia, cuando aún regían en él los primeros emperadores. Pero como bolas de billar que se golpean las unas con las otras, las que no perecieron en los agujeros del tablero, llegaron trescientos o cuatrocientos años más tarde a las puertas de Roma, Rávena y Constantinopla

La orgullosa Capital de los Romanos, maravilla inolvidable que alojaba en épocas antoninas 1.200.000 seres humanos, y la extraordinaria Alejandría egipcia, donde vivían no menos de un millón, quedaron reducidas a pueblos "primitivos" usando las ruinas como canteras. En el siglo VIII, Roma no tenía más de unos 30.000 ciudadanos estables. Otras importantes ciudades de Europa se convirtieron en aldeas de calles sucias, embarradas, a las que asolaba la peste.

Nuestro concepto actual de "Nación" es, fuera del marco de los últimos siglos, muy relativo y en la mayor parte de los casos, falso.

Vayamos a la antigüedad. ¿Hasta dónde fueron naciones Egipto, Sumeria, Grecia y la misma Roma? ¿Acaso lo fueron los chinos y los incas? ¿E India o Persia? En verdad, la que más se aproximó a este concepto fue Roma, pues su imperio dio una unidad a Europa y a la cuenca del Mediterráneo, donde, sin desaparecer los lenguajes, costumbres y monedas locales, se impuso una lengua, unas costumbres que eran de buen ver y una moneda oficial. Las demás comunidades citadas jamás superaron la realidad telúrica de sus etnias; culturas y lenguajes diferentes convivían y coincidían de manera contemporánea.

Este aspecto de las etnias, núcleos casi familiares que conservan lenguajes y modos de vida, concepciones religiosas o por lo menos místicas, hábitos y costumbres, es muy importante de considerar. Aunque en el Mundo occidental -y por su influencia en el Oriental y Americano- se hayan sepultado a partir del final de la Baja Edad Media, se fueron robusteciendo hasta que en los siglos XVI-XX el concepto se convirtió en axioma; y ahora, nos estalla en las manos.

En verdad, jamás desapareció, fue simplemente aplastado y quedaron, como pústulas de tiempos "superados", diferentes tipos de "guetos", "reducciones" y "colonias".

Las disputas de los países poderosos y de las revoluciones Comunista, Fascista y Nacionalsocialista, que habían sido precedidas por otras en América y Asia, llevaron a las dos más grandes guerras a nivel planetario -a veces los historiadores no perciben que la que se desencadenó cuando Napoleón fue también guerra mundial- en las que las sofisticaciones de los armamentos y de la ciencia puesta al servicio de la técnica bélica, sacudieron violentamente los estratos más profundos de la sociedad humana. A la vez se lanzaron rayos de abstracciones inhumanas, cadenas de mentiras que generaron nuevas violencias. Algunas calladas, como la represión comunista, otras exageradas como las nazis, y otras mitificadas como la casi recien guerra de Vietnam, donde murieron menos ciudadanos norteamericanos que los que perecieron en accidentes de tráfico, en USA, en el último decenio.

De una manera u otra, estas grandes y pequeñas guerras no solucionaron las cosas y el crecimiento demográfico descontrolado, unido a pactos secretos de "descolonización" en Africa y Asia, crearon el llamado "Tercer Mundo", donde hoy vive más de la mitad de la población mundial en situaciones infrahumanas, que los sociólogos han llamado, con verdadero humor negro, "condiciones propias de los países en desarrollo".


Pero el Gran Péndulo regido por fuerzas que corresponden a la vitalidad cósmica, no le importa mucho ni poco la opinión de los humanos y menos aún si están incapacitados, ya no sólo para el gobierno colectivo, sino hasta para el individual.

Una Nueva Edad Media viene sobre nuestra forma actual civilizatoria, inexorablemente, y ya han comenzado sus manifestaciones. Y, obviamente, reaparecen las etnias y las sempiternas formas de racismo que, como todos los "ismos", son cultos exagerados de una realidad. Porque si es una realidad la existencia de las razas, al punto de que un médico anatomista puede saber si el esqueleto de un hombre o una mujer perteneció a un negro, blando o amarillo, europeo o asiático, el racismo no es una realidad, sino una fantasía convertida en pesadillas.

Y esto por no atreverse a reconocer una verdad evidente: que todos somos diferentes, individual y colectivamente. El sueño de un Mundo-Uno que hablase el Esperanto fue una simple utopía de los años veinte. Hoy suena a ridiculez.

Tal vez un cruzado o un hombre de Solimán el Magnífico -los Jefes no suelen creérselo realmente- hayan pensado que todo el mundo podía llegar a ser cristiano o musulmán...pero quien lo crea hoy, a la vista de los acontecimientos que refleja la simple prensa cotidiana, es un soberano imbécil o un fanático desmarcado de nuestra actualidad.

Las ideas -mejor, abstracciones- pseudodemocráticas han colaborado para forjar este tipo de ilusiones y ahora se enfrentan con la realidad de que hay tantas "democracias" como lugares donde se aplica. Los civiles y militares, los Imanes y los Obispos, todos son ahora "democráticos" sin dejar, en realidad, de ser lo que son, a la manera de cada uno y según la fuerza que tengan para ello.

Con esta Nueva Edad Media, lógicamente, viene un nuevo racismo, pues las fronteras empiezan a vacilar y los grupos étnicos reafloran, con sus propiedades positivas y negativas, con sus enfrentamientos, con sus egocentrismos y atavismos. Todos, quien más y quien menos, sufrimos el síndrome y nos nucleamos en tribus de médicos, abogados, músicos, militares, hombres, mujeres, niños y ancianos. Es, insistimos, una lucha de todos contra todos. Los sistemas que nos regían han fracasado y ahora, la naturaleza bestial, aflora por todas partes. Como en la pasada Edad Media europea.

No debemos cerrar los ojos: poco a poco volverán los nuevos esclavos, las migraciones...

Se me podrá recordar que los esclavos estaban en el Mundo Clásico; pero yo os recuerdo también que la esclavitud desapareció en pleno siglo XIX, no por razón moral, sino porque hubo máquinas que la reemplazaron. Las declaraciones previas son mera literatura. Un hombre o una mujer no son esclavos porque no voten, sino que lo son cuando pierden su humanidad para transformarse en cosas que se venden, se compran o se regalan, cuyas vidas están condicionadas a patrones que los someten contra toda razón y todo sentimiento. Y si hilamos fino, jamás ha dejado de existir la esclavitud: para comprobarlo preguntemos a un judío si se puede casar libremente con una cristiana, o si un miembro de la familia noble lo puede hacer sin trastorno con una verdulera. Si un musulmán del Irán puede dejar de serlo voluntariamente, o si un blanco puede ser Presidente electo de una tribu negra o viceversa.

En el juego del racismo que viene, todo está aún muy turbio, pues no hay Ideales Reales Civilizatorios. Y en el desastre que rueda sobre nosotros, vienen confundidos elementos milenarios con otros actuales y aun futuristas. Lo que está claro es que, ante el fracaso de los sistemas, la mitad del mundo hambrienta, la vuelta del fanatismo pseudoreligioso, se buscan afanosamente "chivos expiatorios". Hay un hálito de locura colectiva y hasta se ha llegado a afirmar que el virus del SIDA se había fabricado a propósito en laboratorios de USA, cuando USA es la mayor víctima de esta enfermedad, de origen africano, que proviene de contactos antinaturales entre simios y tribus negras hace cientos de años; como la sífilis humana tiene su origen en relaciones sexuales entre aborígenes de América y camélidos andinos, del tipo de la llama, la alpaca y la vicuña.

Las enfermedades venéreas no son "flagelos de Dios", pero si resultados de errores y animalidades de los propios hombres, algunas de las cuales están de moda endiosar, como en el siglo XVIII se hacía con el "buen salvaje" que, aunque nunca existió, dio cera para muchas luces literarias y pedagógicas de la época.

Sería muy positivo dar a cada cual lo que realmente le corresponde y no pretender que grupos que no salieron del Paleolítico Terminal puedan darnos a todos lecciones de moral, arte, política y comportamientos. Porque una de las características del nuevo racismo es creer que ser de piel blanca, europeo y culto es una aberración que hay que ocultar tras alguna mascarada africanoide con sus músicas y atuendos. Nada más erróneo.

Si le concedemos por derecho natural a un aborigen de la selva brasileña o la de Darién, a un polinesio o a un esquimal, que su forma de ser es respetable y que no conviene que los blancos de raíz europea se mezclen con ellos, insertando en sus costumbres elementos desestabilizadores, también debemos aplicar la misma medida para con el blanco que conforma una etnia europea, o sea: permitirle su derecho de aislación y protección de lo que para él son formas de vida válidas, usos, costumbres y lenguajes.

Empujada por su propia ineptitud para mantener una forma de vida elevada económicamente, hay una tendencia migratoria que se dirige, por lo general de Sur a Norte, y hay los que creen, evidentemente con buena voluntad aunque con desconocimiento antropológico, que los habitantes de Europa o de USA están obligados a recibirlos indiscriminadamente, alojarlos y mantenerlos. Al margen de que esto es materialmente imposible, dado que aún en los países más ricos existen índices de desempleo y problemas de superpoblación crecientes que se reflejan en angustias que llevan a la delincuencia y el consumo de drogas, alcohol y tabaquismo, la inserción de esos inmigrantes sólo causaría las reacciones que son de prever con violencias y rechazos mutuos, siempre lamentables.

Hay que evitar todo motor del racismo, pues estamos llegando a situaciones ridículas. 

Quien esto escribe, opina que la libertad, por la que tanto cacarean todos los que quieren destacarse como "demócratas de toda la vida", si se da, hay que aplicarla a todos. Si no existe una Unidad ni una Fuerza Internacional real, ¿para qué sirve el condenar determinadas formas de vida, metiendo las narices en las respetables vidas de millones de personas? ¿Es libertad el cohartarla?

Si nos parece lógico que cada cual en su casa o establecimiento se reserve el derecho de admisión, sobre la base de una intimidad necesaria para la dignidad humana, ¿por qué no aplicar otro tanto a los países y dejarlos en paz, que cada uno tenga el gobierno y las costumbres que quiera y pueda? De cualquier manera, en la practica es lo que hacen, sobre todo en países con poderosos ejércitos.

Creo que hemos hecho del Mundo una madeja de confusión espantosa y que nos estamos amargando la vida innecesariamente. Debemos aprender a vivir y dejar vivir. 

Hay que poner al Hombre por encima del hombre, es decir, la parte espiritual y noble primando sobre la material y burda. No masificar; un hombre, una mujer, valen por lo que realmente son y no por el color de su piel ni por el lugar en donde el Destino les ha llevado a nacer.

Detrás de todo racismo hay miedo. Si se precipita sobre nosotros un nuevo racismo es porque hemos hecho culto al miedo, a la debilidad. Millones de niños ya no juegan, sino que permanecen estáticos, embobados frente a un aparato de TV, viendo lo que hacen otros. Estamos construyendo una Cultura de mirones, de simples observadores incapaces de pensar y sentir por sí mismos.

Racismo es miedo, es vivir hacia fuera, es superficialidad.

Si nos internalizamos y reconocemos la existencia natural de los sexos, las razas, las etnias, los pareceres diferentes, llegaremos a la verdadera libertad; y donde hay verdadera libertad no cabe el racismo, ni ninguna otra forma fanática de encarar la existencia.



Jorge Angel Livraga Rizzi -1990
"El Racismo que viene"

viernes, 10 de marzo de 2017

Ignorancia y corrupción


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"La palabra filósofo significa aquel que tiende hacia la verdad, aquel que tiene amor por el conocimiento. Todos somos filósofos.

Después de la época de Descartes, en época postcartesiana, la filosofía se va a separar de la ciencia, de la religión, y de todas las demás actividades humanas...

Surgen varias corrientes en la filosofía, siendo una de ellas el idealismo, XVIII y XIX

El idealismo promueve la prioridad del alma sobre el cuerpo. Se empezó a restar importancia a la naturaleza y a Dios. Empezó a desacralizar todas las cosas. Se olvidó de que la razón es tan sólo un instrumento para entender lo razonable, para lo demás no tiene ningún sentido. Este auge tuvo una especie de contragolpe, de eco viciado, que hizo que el hombre poco a poco olvidase la existencia evidente de Dios, y que olvidase también que la naturaleza no es una mera máquina, sino que la naturaleza tiene sus propias leyes. El idealismo en ese sentido, en cierta forma se ha equivocado.

El hombre al lanzar el idealismo olvidó que tenía que estar también relacionado a la naturaleza y al hombre en sí.

El daño hecho por el desconocimiento de las leyes naturales es enorme. Hoy la naturaleza está emponzoñada, tenemos los ríos contaminados, el aire y la tierra contaminados, y también la psique contaminada con ideas, con obsesiones, con problemas económicos, con problemas sociales.  El idealismo ha repetido el mismo error que el cartesianismo: separar los conceptos de lo divino, del hombre y de lo natural.


Cuando hablo de corrupción, no lo digo en el sentido moral, lo digo en el sentido filosófico. ¿Qué es algo que se corrompe? Es simplemente algo que, perdida su armonía, perdida la forma etérica que mantiene unidas todas las moléculas, empieza a partirse en varias. La sociedad actual, fuera de todo elemento peyorativo o insultante, filosóficamente hablando, está en corrupción, se está corrompiendo; hay una lucha intestina entre los hombres. Sin querer hemos formado otra vez tribus, hemos llegado a la fase de la división, los que están conmigo y los que están contra mí, los que son buenos, los que son malos, los que viven aquí, los que viven allí. Hay tribus de médicos, de músicos, escritores, de políticos, civiles, de militares, es decir, todo el mundo contra todo el mundo. Hay una separatividad, una especie de corrupción que ha entrado, poco a poco, separando a los hombres de los hombres, y eso nos debilita." 

Todos los errores de los hombres son producto de la ignorancia, y es bueno para un filósofo reconocer la propia ignorancia. Es la única forma de llegar al conocimiento. Nosotros, debido a esa ignorancia hemos llegado a este estado de corrupción, de división entre las personas, que significa una problemática profundísima.

Astrológicamente hemos entrado en la Edad de Acuario. Esta Era tiene cuatro partes: una parte de hielo, una parte líquida, una parte aérea, y una parte vaporosa. Actualmente estamos en la parte más dura, y además según los hindúes nos encontramos en el quinto o sexto milenio del Kali Yuga, de la Edad de Hierro. Por lo tanto estos son tiempos difíciles, no son tiempos que tiendan a cambiar fácilmente hacia la felicidad, sino todo lo contrario.

La solución es difícil. Un filósofo ante todo no debe mentir.

Un filósofo piensa diferente, es más realista.  Dios está en todas partes, pero esa presencia de Dios no nos quita la responsabilidad histórica, colectiva e individual de poder vencer y transformar nuestra propia naturaleza y nuestro entorno, de tal manera que podamos vivir fraternalmente, que podamos vivir humanamente, sin degradaciones. Por lo tanto, la solución pasa por una nueva educación en el sentido profundo. Educación: "educir" de dentro de nosotros lo que tenemos de bueno, lo que sabemos y podemos hacer.

Lo que tenemos que hacer, evidentemente, es reforzar nuestra parte espiritual, nuestra parte interior, y dedicarnos a trabajar, a producir...

Tenemos que lograr una solución que no solamente nos alegre sino que sea real, que pueda servirnos para algo.  El sistema está completamente corrupto, viciado.

Tenemos que volver a tener iniciativas individuales. Hay algo que las corrientes de moda nos han inyectado como si fuese un virus: la masificación. Se ha inventado la igualdad. En la Naturaleza no existen dos cosas iguales, no hay dos hojas de árbol iguales, no hay dos flores, ni dos estrellas ni dos personas iguales.

En la Naturaleza existe la semejanza, pero no la igualdad.  ¿Es un drama que sea diferente? No, es una gran forma de la sabiduría de Dios, porque siendo diferentes podemos poner lo que le falta a otro y recibir lo que nos falta a nosotros, y así funcionamos como un engranaje, conjugándonos unos con otros, ayudándonos para crear movimiento. Siendo diferentes nos complementamos, podemos conversar, intercambiar palabras, podemos discutir, podemos amar, podemos luchar, podemos abrazarnos.

Porque existe la diferencia puede el agua correr, el agua que no corre se estanca, pero cuando hay una diferencia de altura, entonces el agua corre, el agua canta, va inexorablemente hacia el mar, que le espera con alegría y con avidez. Todo en el universo es diferente, no existen dos células epiteliales que sean iguales. El hombre en su materialismo, el hombre en su pseudo-idealismo del siglo XVIII y del siglo XIX crea el concepto de la igualdad. Es un concepto artificial, políticamente instrumentado por los hombres, para llevar a cabo un lavado de cerebro y de corazón a toda la humanidad, para arrancarla de la naturaleza.

El que todos seamos hijos de Dios no quiere decir que todos seamos iguales, una madre puede tener muchos hijos y no todos tienen por qué ser iguales, son siempre diferentes. Hemos inventado el mito de la igualdad y con él el mito de la masificación, y hemos dejado de lado nuestra responsabilidad individual, la hemos proyectado hacia cosas un poco abstractas- Hoy en día no hay gobiernos políticos, hay administradores; no hay ideólogos, hay malos administradores, para colmo.

Hay que concienciar de la necesidad de volver a ser individuos, de volver a creer por nosotros mismos, de actuar en conjunto, pero respetando nuestra propia individualidad, respetando aquello que tenemos en el fondo del corazón, una especie de libertad pristina, interna. La libertad no es la libertar exterior, eso es simplemente movilidad; la libertad es un hecho moral, un hecho interno. 

Debemos recobrar la dignidad, las buenas costumbres, la elegancia, la forma adecuada de expresarnos, y la fe en nosotros mismos y en Dios nuestro Señor. No en un Dios personal, sino en el Misterio. No tenemos que tener miedo al enigma, tenemos que marchar de su mano, y poder penetrar en aquella parte que es más esotérica, que es más interna, que nos puede revelar un poco más los misterios de nuestra existencia.
 




Jorge A. Livraga -1985 fragmentos conferencia: IDEALISMO y CORRUPCION

"MAGIA, RELIGIÓN Y CIENCIA PARA EL TERCER MILENIO" Edit. NA

jueves, 9 de marzo de 2017

REIVINDICACIÓN METAFÍSICA DE LA MUJER


Desde hace ya varios años se viene celebrando el “Día Internacional de la Mujer Trabajadora”, fecha que se aprovechó para resaltar no solo su capacidad e inteligencia en el trabajo, sino para exponer una amplia gama de reivindicaciones feministas que van desde lo político a lo sexual. En este sentido, se continúa con la tónica que desde hace un par de siglos sacude a Europa y a Occidente en general: revalorizar el papel de la mujer en la sociedad, otorgarle un sitio fijo y reconocido por las leyes, liberarla de las múltiples tiranías que la subyugaron durante tanto tiempo.
Como mujer –y como autora de este artículo–, no pretendo sumarme a esta corriente, y no porque la considere injusta. Simplemente quiero repasar las raíces de este movimiento feminista, descubrir verdades y mentiras al respecto, y destacar que, a mi entender, estas reivindicaciones no siguen un camino acertado. En todo caso, el feminismo, tal y como ahora se entiende, conseguirá unas mujeres artificiosas, cada vez más parecidas a los hombres, pero cada vez menos identificadas con su verdadera misión.
El feminismo actual es más bien un antimachismo, reacción lógica ante determinadas exageraciones de la Historia; pero no intenta rescatar los valores auténticamente femeninos, sino poner a la mujer en condiciones de ocupar los mismos puestos que el hombre, a veces es cierto que para llenar vacíos (que ya es otro tema), si bien en general es a causa de un revanchismo que logrará calmar los nervios aunque no consiga restituir el equilibrio social. En lugar de comenzar la obra por el espíritu para terminar rematando la forma, hoy se trabaja exclusivamente con formas sin contenido, variables y transformables, como nos lo enseña la Historia en abundancia. Y, más allá de estas reivindicaciones político-sociales que desembocan ya en lo grosero, ¿qué caracteriza a la mujer?
De ahí este intento de encontrar sus fundamentos metafísicos, y, desde allí, volver la vista a la vida cotidiana en busca de mejoras. Hace mucho –demasiado– que no se clama por el reino espiritual de la mujer, y sin esa fuerza, creo insostenibles todas las otras conquistas y peticiones. Enfocaremos este análisis desde dos puntos de vista: histórico y esotérico; el uno para recordar el papel concedido a la mujer a través del tiempo y las culturas, y el otro para recoger la sabiduría tradicional sobre la cuestión.
Un poco de tradición esotérica
Cuentan los antiguos tratados de sabiduría que hace millones de años atrás no existían hombres ni mujeres diferenciados; solo hermafroditas poblaban la faz de la Tierra. Pero cuando la marcha evolutiva así lo impuso, se dividieron los sexos en oposición y complemento constante, en busca de la unidad perdida, para poder llegar, en un futuro lejanísimo, a una reunificación andrógina, no por suma, sino por superación de la dualidad.
Todos los pueblos de la Antigüedad registraron en sus símbolos filosóficos y religiosos este hecho natural, y a partir del Uno Universal sin polaridades, vemos aparecer parejas primordiales que representan lo masculino y lo femenino con características propias y comunes: propias como efecto de la división, comunes por proceder de la misma raíz.
En líneas generales, la mujer fue el símbolo de la materia-madre-mar, y el hombre lo fue del espíritu-padre-fuego. Pero eso no impidió que existieran diosas del fuego o dioses de las aguas, entendiendo que uno y otro elemento son parte de una Unidad Primera que los contiene y justifica.
Si abordamos las modalidades masculino-femenina con más detalle, en atención a la constitución septenaria de los humanos, viene a resultar que cada plano o cuerpo tiene una polaridad propia –positivo/activa o negativo/receptiva–, según se trate del hombre o de la mujer.
Podemos verlo en el siguiente cuadro:
HombreMujer
denominación sánscrita denominación actualATMA VOLUNTAD
denominación sánscrita denominación actualBUDHI INTUICIÓN+
denominación sánscrita denominación actualMANAS MENTE PURA+
denominación sánscrita denominación actualKAMA MANAS MENTE EGOÍSTA+
denominación sánscrita denominación actualASTRAL EMOCIONES+
denominación sánscrita denominación actualPRÁNICO VITALIDAD+
denominación sánscrita denominación actualETERO-FÍSICO CUERPO MATERIAL+
A nivel físico, pues, el hombre tiene más fuerza y capacidad activa que la mujer, la que, en cambio, en el plano vital tiene más resistencia frente al hombre, que sufre más desgaste. En el mundo emocional, la mujer es más receptiva que el hombre, y en el mental, el hombre resulta más idealista ante la mujer, que es más concreta.
En los planos superiores es mucho más difícil establecer características tan definidas, pero podemos apuntar una mente pura que es concreta en lo masculino, y la misma mente como idealista en lo femenino; la intuición es más activa en la mujer que en el hombre.
Sin tomar estas definiciones de manera categórica, pues todo en la Naturaleza está armónicamente combinado, resulta que, a la luz del conocimiento tradicional, no hay un sexo superior al otro, sino polaridades complementarias en todos los planos, que determinarían mayores o menores facilidades para ciertas funciones que van desde lo físico hasta lo metafísico.
La pérdida del simbolismo profundo por parte de las religiones, a medida que estas se iban exoterizando más y más, contribuyó a crear relaciones erróneas o mal interpretadas. Por ejemplo, la materia y el mar fueron indicativos de cambios repentinos y variabilidad psicológica y mental, más que de vida y fluidez de conciencia. La razón y la inteligencia fueron concebidas como rasgo masculino, en contraposición a la percepción y la intuición explícitamente femeninas.
La pérdida incluso de los símbolos exotéricos ha simplificado el panorama al máximo: Dios es hombre; por lo tanto, el hombre es bueno, y la mujer no puede menos que relacionarse con la contraparte enemiga de Dios: el demonio.
Sin embargo, durante siglos perduraron las auténticas tradiciones fundadas en la sabiduría, que concedieron posibilidades equivalentes en todos los terrenos al hombre y a la mujer, la opción de desarrollar sus poderes latentes y expresarlos con más perfección cuanto más sabios fuesen. No es de extrañar que los ancianos hayan merecido veneración en tantas civilizaciones, como símbolo de evolución marcada por los años bien vividos y plenos de experiencia. Y ya que nos preocupa el tema de la mujer, cabe recordar la importancia atribuida a las viejas sacerdotisas, las poseedoras de los más temibles secretos, las que están “al margen de la edad”.
Hombre y mujer son, pues, igualmente sagrados mientras haya dualidad en la manifestación, e igualmente sagrados cuando la dualidad se resuelva en la Unidad Primera.
Un poco de historia
Aunque si nos esforzamos, podemos traer a la memoria varios nombres de mujeres sobresalientes, lo cierto es que son muy pocos al lado de los nombres de los hombres.
¿Es que ha habido escasas mujeres destacadas, o es que estamos acostumbrados a una particular visión y enfoque de la Historia, que no es ni el único ni el más acertado?



Personalmente me inclino por la segunda versión: la Historia, más allá de su pretensión de ciencia, nunca ha llegado a ganar objetividad, lógica y rigor científico, porque depende mucho de los hombres que la escriben, de sus ideas, sentimientos, y también depende de las modas y opiniones que manejan a los grupos humanos en cada época.
Hablar de la Historia de la Humanidad es hacerlo de la historia del hombre, pero de un hombre que rebasa lo genérico y se extiende hasta difuminar el papel de la mujer. Sin embargo –y no faltan quienes lo señalan–, detrás de todo gran hombre, habría que buscar la figura más o menos silenciosa de una gran mujer… o de una mala mujer.
Es curioso comprobar que, más que la Historia propiamente, han sido las religiones exotéricas las que han contribuido a relegar lo femenino a los antros oscuros del “mal”. Los argumentos son suficientemente explícitos y repetitivos: la mujer es buena solo en cuanto es madre, y es respetable como abuela, como viuda y anciana; por lo demás, hay que “salvarla” de sí misma y de su propia y desordenada naturaleza emocional.
Es curioso comprobar que cuando una mujer lograba –o logra– destacar, ha sido más la moral hipócrita que el juicio de la Historia la que ha logrado que fuera mal mirada, como si así traicionara su obligado anonimato y su obligada función de maternidad.
Es curioso asimismo comprobar que la mujer, naturalmente dotada para lo sagrado, lo místico y lo intuitivo, haya sido alejada de tan nobles actividades, para adularla y rebajarla a su condición animal y sexual y así poder compensarla luego con unos premios que no son tales ni se adaptan a la realidad femenina. Una vez más: ¿quién ha obrado así: la Historia o el fanatismo religioso?
Hagamos ahora un rapidísimo recorrido por el tiempo, cosa que nos impedirá detenernos en todas y cada una de las culturas conocidas, como hubiera sido nuestro deseo.
No obstante, y en líneas generales, señalaremos que en todos los pueblos antiguos –occidentales, precolombinos, del lejano y del medio Oriente–, la mujer ha desempeñado un papel religioso importante, sin por ello despreciar el aspecto de madre. Y al decir religioso, no nos referimos solamente al cumplimiento de sus deberes, o a su individual cuota de piedad, sino a un papel activo como sacerdotisa y como vestal o cuidadora del fuego y los elementos sagrados.
Asimismo, es de destacar que en estas culturas pretéritas, la imagen de los dioses (en este caso, de las diosas) era un modelo vital a seguir. Cuando las religiones estaban vivas y en su apogeo, alimentaban con su fuerza a sus seguidores, y nunca faltó la figura de la Gran Madre como ejemplo inspirador para las mujeres.
En Egipto, y más allá de los cambios naturales en más de 3000 años de historia reconocida, Isis fue el espejo inestimable en el que mirarse. De ella se decía que “su corazón era más hábil que un millón de hombres, era más eminente que un millón de dioses, era más perspicaz que un millón de nobles muertos. Nada existía que no supiera bajo el cielo y en la tierra”. De acuerdo con este arquetipo, la mujer podía ser una excelente reina gobernante, una eficaz ama de casa, esposa y madre, o una sacerdotisa sagrada desde la gran diosa Hathor hasta el misterioso Amón. No había diferencia espiritual entre hombres y mujeres: unos y otras tenían sus funciones que cumplir en la tierra y las mismas oportunidades en el más allá.
En Mesopotamia nos encontramos con un proceso análogo al de Egipto en cuanto a la duración temporal de sus culturas, además del otro factor de la diversidad étnica de sus pueblos. Los antiguos sumerios tuvieron una idea elevada de la mujer y la consideraron en igualdad con el hombre; pero, a medida que prevalecen los grupos semíticos, la mujer se irá subordinando al hombre por completo.
Mientras el rol femenino fue activo y sagrado, encontrábamos desde las cortesanas sagradas dedicadas a Istar hasta las sacerdotisas de claustro severo; desde las hechiceras y agoreras hasta las grandes sacerdotisas que representaban a la Diosa Madre en la hierogamia o renacimiento anual del universo; desde las cantoras y danzarinas del templo hasta el clero femenino al servicio de los dioses –junto a los sacerdotes masculinos– en sus más variados cultos.
En la India apreciamos desde antiguo un fuerte patriarcado, aunque muy sensible a la influencia de la mujer. Existen relatos que nos muestran mujeres célebres por su sabiduría y su santidad, en todo similares a los de las diosas. El budismo manifestará un cierto recelo por las monjas, aunque no por ello dejará de aceptarlas.
China fue notable por su matriarcado, al punto de que en épocas arcaicas, los niños llevaban el nombre de la madre, ignorando a veces el de su padre. Desde sus raíces míticas, la mujer aparece como diosa en el cielo y soberana en la tierra, provista de grandes dotes mágicas. Su larga historia nos la muestra valiente y generosa, de gran corazón, si bien la decadencia de las formas religiosas hizo prosperar un rígido ritual que redundó en el progresivo sometimiento de la mujer al hombre.
Para referirnos a Grecia debemos hacerlo en principio a Creta, que concedió un lugar primordial a la Diosa-Madre, al punto de desenvolver un matriarcado o ginecocracia en que las sacerdotisas fueron más numerosas que los sacerdotes. La Grecia clásica conoció cultos extraordinarios a cargo de la mujer, y Afrodita (como amor, belleza y maternidad) tuvo infinidad de devotas, incluida la cultísima Safo, “décima musa” de las artes. La presencia femenina era fundamental en la mayoría de las ceremonias religiosas y en las más variadas festividades, sin contar aquellas que eran exclusivas y de las que los hombres estaban apartados totalmente.


Roma dio un sitio privilegiado a las matronas que, además de su función familiar y social, solían cumplir con tareas sacerdotales individuales o al servicio de la colectividad. El colegio de las vestales fue la más célebre de las instituciones religiosas; se encargaba de vigilar el fuego sagrado de Roma, pues el fuego de Vesta era el hogar común de todo el pueblo. Las vestales, castas y sobrias por excelencia, eran depositarias de un poder mágico que salvaba de la muerte a los condenados y mantenía el secreto de los misterios.
La persistencia de algunos cultos y festividades en los que participaban por igual matronas, sirvientas y cortesanas nos sugiere otras épocas en que las mujeres estaban agrupadas por edades y categorías internas que no tenían relación con las clases sociales, sino con la función sagrada a cada una atribuida.
La mujer romana, que había participado activamente en círculos literarios y escuelas filosóficas, se vio nuevamente sometida con el advenimiento del cristianismo, a partir del emperador Constantino.
Aunque enfrentados con los romanos, los celtas tuvieron, sin embargo, similar respeto por el carácter femenino y por las diosas-madres. Entre ellos encontramos druidas, sacerdotisas cultas y místicas, junto a otras llamadas “brujas”, vírgenes apartadas que aplicaban ritos para provocar y apaciguar tempestades, curar enfermedades, predecir el futuro, metamorfosearse en variados animales… y no faltaron bravas mujeres que destacaron en la guerra.
Sin agotar las civilizaciones que hicieron historia y otorgaron funciones de gran responsabilidad a la mujer, entramos en un período especial en Occidente: la Edad Media, en que ya no hablaremos de uno u otro pueblo en especial, sino del estilo de vida que imponen los acontecimientos históricos, y fundamentalmente los religiosos.
Para el cristianismo, la mujer depende del hombre por cuanto Eva fue formada a partir de una costilla de Adán; la mujer está más marcada por el pecado original, ya que el hombre pecó por culpa de ella; así, debe redoblar sus esfuerzos para obtener la salvación. Debe someterse a la enseñanza y autoridad del hombre conservando una absoluta humildad intelectual y, sobre todo, guardarse de interpretar la palabra de Dios.
En épocas de san Pablo, se admitía a las mujeres para ciertas funciones prácticas en los templos, que en la sociedad pagana correspondían a los esclavos, pero que en la comunidad cristiana estaban santificadas por su objetivo. No hay mucha diferencia entre ser mujer y ser esclavo: la mujer es así por naturaleza; en cambio, la esclavitud, como institución, puede variar o se puede abolir. La salvación del alma, tanto del hombre como de la mujer, se apoya en buena medida en la virginidad, estado superior al matrimonio, válido para la mayoría de las sectas cristianas. Los viejos ritos paganos exigían asimismo pureza y continencia, pero momentáneos y en estrecha relación con determinados cultos y períodos del año.
Así se comprende que los paganos juzgaran a los cristianos como enemigos del género humano, ya que condenaban el matrimonio y consideraban a la mujer como un ser inferior.
Aunque la piedad popular se volcó bien temprano en la figura de María, esa devoción halló resistencias que demoraron siglos en ser superadas.
Pese a no aparecer explícitamente en el Evangelio, las mujeres son minorizadas por los padres de la Iglesia, que las describen como “animales dañinos, males necesarios y peligros domésticos”. Y valgan estos otros pocos ejemplos:
“Sois la puerta del Infierno, la ladrona del árbol prohibido, la primera desertora de la ley divina; sois la que persuadisteis a aquel a quien no tenía el demonio, bastante valor para atacar. Destruisteis la imagen de Dios, el hombre…” (Tertuliano).
“La mujer es el instrumento del centinela del Infierno, enemiga de la paz” (san Juan Damasceno).
“De todas las fieras, la más peligrosa es la mujer” (san Juan Crisóstomo).
Para san Agustín, la mujer no puede ejercer funciones de dirección, ni participar en actividades judiciales, ni enseñar dentro o fuera de la Iglesia.
En el concilio de Maçon (siglo VI), un obispo llegó a preguntar si la mujer podía ser llamada homo en el pleno sentido de la palabra… Y sin embargo, fueron las mujeres las que más colaboraron en las conversiones al cristianismo.
Poco a poco se empezó a valorar a aquellas que se consagraban definitivamente a Dios manteniendo su virginidad, al principio encerradas en sus propios hogares, y luego como monjas severamente enclaustradas en monasterios.
La vida de la mujer, como es lógico, se desenvolvió con muchos altibajos desde aquellos tiempos hasta nuestros días. Fue desde el aburrimiento en las cortes hasta convertirse en el ideal abstracto de los caballeros; desde las tareas en las beaterías, que absorbían el excedente de población femenina de los monasterios, hasta la vida en el convento; desde las santas hasta las reinas y princesas que empezaban a intervenir con tímidas opiniones.
Pero durante mucho tiempo fue claro que el hombre –y sobre todo el monje– tenía tres enemigos: el mundo, el demonio y la carne, los tres representados por la mujer. El impulso antifeminista siguió manteniéndose no solo en eclesiásticos y clérigos, sino también en burgueses y juristas.
El islam y el judaísmo no ofrecen matices variados al respecto: la mujer es claramente inferior al hombre. Hay, tal vez, un atisbo de excepción en las musulmanas españolas del Bajo Medioevo, que destacaron en ciencias, poesía, medicina, derecho, enseñanza religiosa y formación de bibliotecas.
El Renacimiento hará oscilar a la mujer entre un animal imperfecto y “ser divino”, desde la crítica de su fragilidad psicológica hasta el elogio de la castidad. No faltan mujeres religiosas verdaderamente piadosas y diligentes, ni vocaciones forzadas, o bacanales en los conventos. La creencia en las brujas se convierte en psicosis a partir del siglo XV y abundan bulas y estudios sobre el tema, así como afirmaciones irracionales: ¿por qué la mujer es más propensa a la magia negra?: porque es la maldad pura.
Entre el 1500 y el 1700, ninguna podía considerarse libre de una acusación de brujería; bastaba una cualidad especial –talento, enfermedad, deformación o belleza– para despertar la sospecha. Hubo procesos con cientos de miles de víctimas estranguladas, decapitadas, quemadas… Desde el momento en que la bruja es la que copula con el diablo, la brujería se relacionó con la sexualidad en contra de la religión.
En los siglos XVII, XVIII y XIX, según las características de los diferentes países europeos, el papel de la mujer fue saliendo del ámbito familiar para adquirir mayor relevancia en la sociedad, a pesar de que el “hueso supernumerario” hizo decir a Rousseau que la dependencia es el estado natural de la mujer.
Comienza la época de las reivindicaciones civiles y políticas, morales y sentimentales, que producirán cambios considerables a partir de la segunda mitad del siglo XX. Y así llegamos al momento presente, en que la mayoría de los países occidentales admite una igualdad de principio entre el hombre y la mujer, y una participación cada vez mayor de la mujer en la vida económica, social y política, ocupando cargos que antes eran considerados exclusivos para hombres.
Y volvemos al que fue punto de partida de nuestro escrito: el afán ya desmedido de romper barreras, y hasta me temo que aun las más lógicas y naturales. Los reclamos rebasan lo sociopolítico y laboral y se centran en lo doméstico y sexual: “Manolo, la cena, te la haces tu solo”; “Somos mujeres, mujeres seremos, en la cocina no nos quedaremos”; “Somos malas, podemos ser peores”… Surgen concesiones de derecho al aborto y de defensa a las agresiones sexuales, los colectivos de lesbianas y de mujeres progresistas…
Pero ¿dónde está el progreso? ¿Es este el buen camino, el de la protesta y la revancha? ¿Logrará la mujer sentirse plenamente satisfecha por esta vía, segura de su papel en el mundo, segura de sí misma? ¿Dónde quedan los valores intelectuales, morales y espirituales que deberían ser argumento resplandeciente en la batalla? ¿Solo se busca la igualdad en la mediocridad, o sería preferible que cada cual, hombre y mujer, desenvolviese sus mejores y verdaderas aptitudes? En todo caso, la ultérrima y segura igualdad está dada por naturaleza y se manifiesta en el espíritu, que no es hombre ni mujer, sino nada más ni nada menos que la esencia del ser humano.
A tenor de lo que venimos recogiendo de la experiencia histórica, la mujer ha perdido sus raíces, sus fundamentos. Se ha visto desplazada de su función humana y divina, y hoy reclama a gritos tristes limosnas que la hunden más en su miseria.
Falta Dios, falta mística, ritual y ceremonia; faltan altares y sacerdotisas; faltan verdaderas escuelas de cultura; falta amor y sobra sexo. Faltan mujeres cabales y sobran hembras desconcertadas. Así pues, es otra la reivindicación que proponemos: no es un acto de protesta, es un gesto de evolución, una sabia mirada al pasado y una ferviente acción hacia el futuro, un descubrir y despertar la magia dormida que alguna vez hizo, y otra vez hará, de las mujeres verdaderas madres, dadoras de vida en lo físico, en lo moral, en lo intelectual y en lo espiritual.
La hora de lo metafísico ha sonado; no dejemos pasar el momento de abrir nuevas puertas al destino de la mujer, que es decir, por lo tanto, al destino de la Humanidad.




DELIA STEINBERG GUZMÁN
Recogido de la página : http://filosofia.nueva-acropolis.es/2010/reivindicacion-metafisica-de-la-mujer/