jueves, 18 de octubre de 2018

En el Nombre de Dios - Libro-David Yallop

Sobre libro En el nombre de Dios — David Yallop

SS. Juan Pablo I

Enlace al libro En el nombre de Dios

Lo que impresiona de este material de David Anthony Yallop es su meticulosidad y amor por el detalle, que lo hacen enlazar en un marco lógico los hechos. Periodista consumado en el género de la crónica, su narrativa sin ser cruda, cuida el escenario de presentar hechos concienzuda y convincentemente. Los antecedentes y hechos en torno a la muerte prematura que él tilda de asesinato, con una enorme carga probatoria, es el motivo de este libro: En el nombre de Dios.

En septiembre de 1978, el llamada “papa de la sonrisa” moría después de treinta y tres días de haber sido elegido. La versión oficial auspiciada por el camarlengo, cardenal Jean Villot anunciaba su muerte como debida a un infarto de miocardio. David Anthony Yallop Stanton inició su investigación a petición de ciertas personas residentes en el Vaticano que se sentían preocupadas por las extrañas circunstancias que rodeaban esta muerte. Tras tres años de investigación, el autor descubrió la existencia de una red de corrupción que se detalla: Michele Sindona, Licio Gelli, Roberto Calvi, Paul Marcinkus, Villot y John Cody.


El periodista David Yallop

Esto hace que su libro sobre lo que ocurrió con el Papa Juan Pablo I deje un enorme sinsabor de la conjura de componendas e intereses políticos y económicos que se iban a ver vulnerados para miembros seglares y para miembros non sanctos de la propia iglesia. La propaganda 2 (P-2) de Licio Gelli, Umberto Ortolani, en su momento en el cénit del poder en la Italia finisecular de los 70s eran el poder tras el poder en el escenario político, económico y militar, que cohonestaba con dineros calientes, de los tristementes célebres Roberto Calvi y Michele Sindona, halcones del ámbito bancario que hicieron sus fortunas a expensas de desfalcos y estafas. Y firmando con sangre el contrato mefistofélico, se aceptaron dineros provenientes de la maffia, el contacto que Yallop alude le refirió el diálogo sostenido por el cardenal Eugenio Tisserant, con el estafador “nuestro buen amigo Johann Strauss” , Leopoldo Ledl, de Viena, para conseguir valores falsificados hechos por la mafia neoyorquina, coordinados por Vincent Rizzo. Esto para poder paliar de alguna forma las enormes estafas hechas por Calvi y Sindona, que llegaron a la fantasmagórica cifra de 1300 millones de dólares de 1970. Una suma astronómica para la época.

E. Tisserant

En la noche previa a la muerte de Luciani, se sabe que estaba informado sobre los escándalos del Banco Vaticano, las diferentes estafas, los escándalos de ultramar en Chicago. Y la decisión era la de retirar a Villot de su cargo de canciller del Vaticano.

Todo este movimiento de dineros calientes sucedió bajo el conocimiento de Paul Marcinkus, del masón Jean Villot, camerarius o camarlengo del Vaticano (su nombre apareció en la lista del periodista Mino Pecorelli, miembro arrepentido de la P2, asesinado en Marzo de 1979 y que de paso, había conocido el propio Juan Pablo I) y hubo una conjura (posiblemente con otras Jerarquías implicadas en escándalos, como el cardenal Cody) en la que la víctima inocente fue el pontífice Albino Luciani, donde por órdenes expresas del mismo Villot no se dejó hacer autopsia, no se dejó manejar el caso por la policía de Roma (hubiera sido lo mínimo para investigar un asesinato de un jefe de Estado). Y se procedió demasiado rápidamente a la expedición del certicado de defunción. Parece que hubo intoxicación por digital o digoxina como la causa de la muerte del infortunado Santísimo Padre, Albino Luciani, patriarca de Venecia, que fué descrita como un “infarto”.

Parece que esta historia de sucesos no es nueva en el Vaticano: ya había pasado algo semejante bajo el pontificado de Adriano VI — Adriano Dedel de Utrecht, quien parece que fue envenenado hacia 1523, en pleno renacimiento, después del pontificado de León X, quien pertenecía a esa serie de Papas que motivó la simonía para conseguir fondos para terminar la renovada basílica de San Pedro, que fueron esfumados por una condenada campaña contra los turcos para recuperar Constantinopla (que había caído en 1453). Esta simonía condenada por Lutero en la contrareforma iniciada por las 99 tesis publicadas en la Universidad de Wurtemberg en Octubre de 1517, fue dirigida contra toda la venialidad curial del vaticano, la corrupción y mundanalidad de los altos jerarcas de la iglesia en aquella época. Corriente que vino a ser combatida de tajo por el pío Adriano VI, quien venía de haber sido consejero de nada menos que el cardenal Cisneros en España (a su vez confesor de Isabel la Católica) y había sido formado en la Universidad Católica de Lovaina (4).


S.S. Adriano VI

Me llamó la atención este pontífice Adriano VI, a propósito de la mención que hace el historiador Will Durant en su historia sobre el Renacimiento, donde comentaba que a la Roma de 1522 llegó Adriano como pontífice con un estilo parecido al que conocimos muy brevemente de S.S. Juan Pablo I y de S.S. Francisco I, tratando de hacer que fructifique el mensaje de Cristo para toda la humanidad, en un escenario donde es importante el ejemplo. Decía Luciani: “la Iglesia no debe tener poder ni poseer riquezas. Quiero ser el padre, el amigo, el hermano que va como peregrino y misionero a ver a todos, que va a llevar la paz, a confirmar a hijos y a hermanos en la fe, a pedir justicia, a defender a los débiles, a abrazar a los pobres, a los perseguidos, a consolar a los presos, a los exiliados, a los sin patria y a los enfermos”. Ese era su programa de vida y de pontificado (5). Aunque otros jerarcas a lo largo del tiempo, piensen que el esplendor debe ir asociado al poder.

En justicia, a treinta años de su homicidio, Yallop propone que debemos rechazar la idea de un Papa débil, enfermo, incapaz, a quien el peso de la curia y de la Iglesia le ocasionó un infarto. No, no fue la curia, sino algunos que, dentro de ella, vieron amenazados sus intereses (5).

Referencias:

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Originally published at universalhistory.wordpress.com on July 26, 2014.

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alejandromeloflorian
· Autor Cerebro, mente y conciencia· Un enfoque multidisciplinario 2011. Publicado por Internet Medical Publishing (IMedPub)-Medicalia

Recogido de: https://medium.com/@alejandromelo00/sobre-libro-en-el-nombre-de-dios-david-yallop-e69384a47482

jueves, 11 de octubre de 2018

LAS DROGAS NOS DESTRUYEN



Jesús contó una parábola que se relaciona con •este tema, cuando dijo: "Algunos entran en la casa por las ventanas, y son ladrones". Un ladrón no habita en la casa sino que entra en ésta, roba, y, al final, recibe un castigo. Las drogas abren, en el mejor de los casos, una ventana hacia el plano astral. Rompen la pared etérica, y fuerzan a la consciencia, a través de esta abertura, penetrando en el mundo astral. Ninguna droga puede elevar a la consciencia por encima del mundo astral. Sabemos que el plano astral es el plano del engaño, y quien sea atrapado en él no podrá regresar fácilmente a la luz de la realidad. La droga no desarrolla la consciencia sino que afecta al mecanismo (a la mente y al cerebro) y abre una grieta entre el plano astral y el cerebro. La oscurecida consciencia mira, a través de esta grieta, dentro de un mundo enteramente nuevo. Cuando un ebrio ve una ecuación matemática, desde luego su consciencia recibe algún grado de impresión, pero la nueva experiencia no la expande porque la expansión de la consciencia tiene lugar cuando aumenta su aptitud para comprender. Comprender significa unificarse conscientemente con la forma, con la cualidad, con el propósito y con la causa de un sujeto dado. 

Los drogadictos dañan sus mecanismos presentes y futuros, en ambos extremos, durante muchas generaciones. Cuando reencarnen, tendrán naturalmente un psiquismo de nivel bajo. "Verán", "oirán" y "sentirán". Este estado les creará graves problemas y mucho sufrimiento, como les ocurre a algunas personas de la actualidad que son víctimas del psiquismo inferior. Hospitales y asilos están llenos con personas como éstas, y lo único que nuestros médicos pueden hacer es escucharlas, darles varios tratamientos de shock y calmarlas con medicación. El uso de drogas en esta vida abrirá algunos centros en el cuerpo etérico, los sobreestimulará y producirá una excesiva afluencia de energía dentro de los correspondientes órganos físicos. En la próxima vida, esta excesiva afluencia continuará y tendrá devastadores efectos psicofísicos. En la presente reencarnación, el drogadicto destruirá sus células cerebrales y aumentará el espesor del velo existente entre él y su Alma. Es cierto que las drogas producen energía mediante sobreestimulación de los centros inferiores, especialmente en la parte inferior del centro del plexo solar y del centro sacro. La estimulación excesiva sacará cada vez más energía de los centros superiores, dejándolos debilitados. Esto creará un retraso de los centros superiores y un incendio de los centros inferiores, causando de ese modo un desequilibrio completo en el sistema energético del hombre. Los drogadictos pueden ser poseídos muy fácilmente por las fuerzas de las tinieblas y, a menudo, se convierten en canales para ellas. No pueden registrar las energías e impresiones de alto nivel que provienen de grandes entidades y del Plan Divino. Serán incapaces de cultivar sus centros o de usar las energías con inteligencia. Perderán la visión en el lodo de sus experiencias y fantasías de bajo nivel. Un drogadicto reencarnado tendrá un mecanismo o un vehículo desequilibrado.

FRAGMENTO del libro: la ciencia de ser uno mismo de Torkom Saraydarian