La educación constructiva para la paz no se debe limitar a la enseñanza de las escuelas. Es una tarea que requiere esfuerzos de toda la humanidad. Su objetivo debe ser reformar a la humanidad para permitir el desarrollo interior de la personalidad humana.
La educación es la mejor arma para la paz.
Lograr una educación capaz de salvar a la humanidad no es en absoluto una tarea sencilla: implica desarrollar la espiritualidad del hombre, realzar su valor como individuo y preparar a los jóvenes para que comprendan la época en que les toca vivir.
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