jueves, 23 de agosto de 2018

El poder del pensamiento

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Los Pensamientos son mensajes que se transmiten sin hilos.

Los que albergan pensamientos de odio, celos, venganza y malicia son verdaderamente personas muy peligrosas. Causan inquietud y mala voluntad entre los hombres.

Sus pensamientos y sentimientos son como mensajes que se difunden en el éter y son recibidos por aquellas personas cuyas mentes responden a tales vibraciones.

Los pensamientos son poderes tremendos.

El pensamiento tiene un poder tremendo. Puede curar enfermedades. Puede transformar la mentalidad de las personas. Puede hacer cualquier cosa. Puede producir maravillas. La velocidad del pensamiento es inimaginable. El pensamiento es una fuerza dinámica producida por las vibraciones del Prana psíquico en la substancia mental. Es una fuerza como la gravedad, la cohesión o la repulsión. El pensamiento viaja o se mueve.

Diversidad de las vibraciones del pensamiento.

Todo hombre tiene su propio mundo mental, su propio modo de pensar, sus propias formas de entender las cosas y sus propias maneras de actuar.

Así como el rostro y la voz son diferentes en cada hombre, así difiere también la manera de pensar y de comprender de cada uno. Esta es la razón por la que fácilmente surge la incomprensión entre amigos.

Uno no es capaz de entender adecuadamente los puntos de vista del otro. De aquí que en un instante se produzcan la fricción, la disputa y la ruptura, incluso entre amigos íntimos.

Uno debiera estar en sintonía con las vibraciones mentales o las vibraciones del pensamiento del otro. Solamente así puede haber mutua comprensión.

Los pensamientos de lujuria, odio, celos y egoísmo producen imágenes distorsionadas en la mente, nublan la comprensión y causan la perversión del intelecto, pérdida de memoria y confusión mental.

 Otras hacen llegar alimentos a los tejidos y a los órganos.

Las células ejecutan su trabajo sin una volición consciente. Sus actividades están controladas por el sistema nervioso simpático. Están en comunión directa con la mente y el cerebro.

Todo impulso de la mente, todo pensamiento, es transmitido a las células. Estas se ven extraordinariamente influenciadas por las distintas condiciones o estados mentales. Si hay confusión, depresión y otros pensamientos o emociones negativas en la mente, éstas se transmiten telegráficamente a través de los nervios a todas las células del cuerpo. Las células-soldados se ven paralizadas por el pánico, se debilitan y son incapaces de cumplir sus funciones adecuadamente.

Algunas personas son extremadamente conscientes de su cuerpo y no tienen idea de su Ser; llevan vidas irregulares e indisciplinadas y llenan sus estómagos con dulces, pasteles, etc. No dan descanso a los órganos digestivos y de eliminación. Padecen enfermedades y debilidad física. Los átomos, moléculas y células, de sus cuerpos producen vibraciones discordantes e inarmónicas. Carecen de esperanza, confianza, fe, serenidad y alegría. Son infelices. La fuerza vital no opera convenientemente. Su vitalidad está en acusada decadencia. Sus mentes están llenas de temor, desesperanza, preocupación y ansiedad.

El pensamiento es la fuerza primaria en el origen y fin de toda creación; el génesis de toda creación fenomenal viene dado por un simple pensamiento surgido de la Mente Cósmica.

El mundo es la manifestación de la idea primaria. Este Primer Pensamiento se manifestó como una vibración surgida de la eterna Serenidad de la Esencia Divina. Esta es la referencia, en terminología clásica, a Iccha, deseo del Hiraniagarbha, Alma Cósmica, que da origen a un Spandau, o vibración.

Esta vibración no es como la rápida oscilación de partículas físicas, sino que es algo infinitamente sutil, tan sutil como para resultar inconcebible a una mente normal.

Pero esto ha aclarado que todas las fuerzas se resuelven últimamente en un estado de pura vibración. La ciencia moderna también ha llegado recientemente a esta conclusión, tras prolongadas investigaciones en la naturaleza física externa.

Vivimos en un mundo ilimitado de pensamiento.

El mundo entero no es otra cosa más que pensamientos. Pensamiento son los grandes dolores, la vejez, la muerte y el pecado; la tierra, el agua, el fuego, el aire, el éter. El pensamiento esclaviza al hombre. Quien ha controlado sus pensamientos es verdaderamente un Dios en la tierra.

Vivimos en un mundo de pensamientos. Lo primero es el pensamiento. Después se produce la expresión de ese pensamiento a través del órgano de la palabra. El pensamiento y el lenguaje están íntimamente conectados. Los pensamientos de cólera, amargura y malicia ofenden a otros. Si la mente, que es la causa de todos los pensamientos, desaparece, desaparecerán los objetos externos.

Los pensamientos son cosas. Los cinco sentidos, el sonido, el tacto, la forma, el sabor y el color; el estado de vigilia, el estado de ensueño y el estado de sueño profundo, todos son productos de la mente. La pasión, la cólera, la esclavitud, el tiempo, son también resultado de la mente. La mente es la reina de los Indriyas o sentidos. El pensamiento es la raíz de todos los procesos mentales.

Los pensamientos que percibimos a nuestro alrededor no son más que la mente en forma o substancia. El pensamiento crea y destruye. La amargura y la dulzura no están en los objetos, sino en la mente, en el sujeto, en el pensamiento. El pensamiento crea todas las sensaciones.

A través del juego de la mente sobre los objetos, la proximidad aparece como una gran distancia, y viceversa. Todos los objetos de este mundo están desconectados. Solamente el pensamiento, la imaginación de la mente, los conecta. Es la mente quien les da color, forma y cualidades. La mente toma la forma de cualquier objeto en el que piense intensamente.
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 El Pensamiento, arquitecto del destino.

Cuando se mantiene constantemente un pensamiento, se forma en la mente una especie de canal natural por el que corre automáticamente la fuerza mental. Esto da lugar a un hábito que sobrevive a la muerte y, puesto que pertenece al ego, es transportado a la vida subsiguiente en la que se manifiesta en forma de tendencia o de capacidad.

Cada pensamiento, esto ha de recordarse bien, tiene su propia imagen mental. En el plano mental se desarrolla la esencia de las distintas imágenes mentales formadas en una vida física particular. Esta esencia constituye la base de la próxima vida física.

Del mismo modo que en cada nacimiento se forma un nuevo cuerpo físico, así también se forman una mente y un Buddhi (intelecto) nuevos.

No resulta fácil explicar detalladamente las actividades de la mente y del destino. Cada karma produce un doble efecto, de una parte en la mente individual y de otra en el mundo. El hombre crea las circunstancias de su vida futura por medio del efecto de sus acciones sobre otros.

Toda acción tiene un pasado que conduce hasta ella; toda acción tiene un futuro que procede de ella misma. Toda acción implica un deseo que la promueve y un pensamiento que la forma.

Cada pensamiento es un eslabón en la cadena interminable de causas y efectos, en la que cada efecto se convierte a su vez en causa y cada causa ha sido una vez efecto... En esta cadena infinita cada eslabón está constituido por una aleación de tres elementos: deseo, pensamiento, actividad. Un deseo estimula un pensamiento; el pensamiento se manifiesta a sí mismo en la acción. El acto constituye la trama del destino.

La codicia egoísta de las posesiones de otros, aun sin llevar al fraude o al robo en el presente, hace que uno sea un ladrón en su vida futura, mientras que el odio y la venganza, mantenidos secretamente, son las semillas de las que brota el homicidio.

No cedas al fatalismo. Te inducirá a la inercia y a la pereza. Reconoce los Grandes Poderes del Pensamiento. Esfuérzate. Procúrate un destino grandioso por medio del pensamiento recto.

Siembra una acción y cosecharás un hábito. Cultiva un hábito y obtendrás un carácter. Cultiva un carácter y cosecharás tu propio destino.

El hombre es dueño de su propio destino. Tú mismo, por el poder de tu pensamiento, creas tu destino. Pero puedes anularlo si quieres. Todas las facultades, energías y poderes están latentes en ti. Desarróllalas y hazte libre y grande.

Los pensamientos negativos envenenan la vida.

Los pensamientos de preocupación y de temor son fuerza tremendas en nuestro interior. Envenenan las fuerzas mismas de la vida y destruyen la armonía, la eficiencia, la vitalidad y el vigor. Mientras que, contrariamente, los pensamientos opuestos de contento, alegría y valor, curan y alivian, en lugar de irritar aumentan inmensamente la eficiencia y multiplican los poderes mentales. Se siempre alegre. Sonríe. Ríe.

Desequilibrios psicofísicos.

El pensamiento debilita el cuerpo. El cuerpo, a su vez, influye en la mente. Un cuerpo saludable propicia una mente sana. Cuando el cuerpo está enfermo, la mente también está enferma. Cuando el cuerpo es fuerte y saludable, la mente también es fuerte y saludable.

Los accesos temperamentales violentos producen serios daños en las células cerebrales introducen productos químicos venenosos en la sangre, causan depresión y un shock general y suprimen la secreción del jugo gástrico, bilis y demás jugos digestivos; consumen la energía y la vitalidad; precipitan la vejez y acortan la vida.

Cuando uno se enfada, la mente se torna turbulenta. De modo similar, cuando la mente se altera, el cuerpo también se altera. Todo el sistema nervioso se agita. Uno mismo se enerva. Controla la cólera por medio del amor. La cólera es una energía poderosa que puede controlarse por medio de la razón pura (sattuic Buddhi) o la recta discriminación

Los pensamientos similares se atraen mútuamente.

En el mundo del pensamiento también opera la gran ley de “lo similar atrae a lo similar”. Las personas de pensamientos similares se siente atraídas entre sí. De ahí las conocidas máximas: “los pájaros del mismo plumaje siempre vuelan juntos”, “Dime con quien andas y te diré quien eres”.

Un doctor se siente atraído hacia un doctor. Un poeta hacia un poeta. Un cantante hacia un cantante. Un filósofo hacia un filósofo. Un vagabundo hacia un vagabundo. La mente tiene un “poder de atracción”.

Tú atraes continuamente hacia ti, desde los aspectos visibles e invisibles de las fuerzas vitales a los pensamientos, influencias y condiciones más análogos a tus propios pensamientos y líneas de conducta.

En la morada del pensamiento, las personas de pensamientos similares son atraídas entre sí. Esta ley universal está operando continuamente, seamos conscientes de ello o no.

Lleva contigo cualquier tipo de pensamiento que te agrade y, mientras lo mantengas contigo, no importa por donde vayas, por el campo o por la montaña, atraerás incesantemente hacia ti, advertida o inadvertidamente, exacta y únicamente lo que corresponde a tu propia cualidad dominante de pensamiento. Los pensamientos son de tu propiedad particular y puedes regularlos y adaptarlos enteramente a tus preferencias reconociendo firmemente tu capacidad para hacerlo.

Está totalmente en tus manos determinar el tipo de pensamiento que mantienes y, consecuentemente, el tipo de influencia que atraes. Ambas cosas no son producto de las circunstancias caprichosas, a menos que tú, verdaderamente, decidas que lo sean.

La aplicación de una ley psicológica.

Mantén el corazón joven. No pienses: “Me he hecho viejo”. Pensar de ese modo es un hábito malo. Aleja ese pensamiento. Cuando tengas 60 años piensa: “tengo 16”. En lo que pienses te convertirás. Esta es una gran ley psicológica.

“En lo que el hombre piensa en eso se convierte”. Esta es una gran verdad. Piensa: “soy fuerte”, y te harás fuerte. Piensa: “soy débil” y te harás débil. Piensa: “soy un necio” y te convertirán en un necio. Piensa “soy un sabio o Dios” y sabio o Dios serás.

El pensamiento moldea y da forma al hombre. Este vive siempre en un mundo de pensamientos. Cada hombre tiene su propio mundo de pensamientos.

Si odias a otro, el odio regresará a ti. Si amas a otros, el amor regresará a ti. Un mal pensamiento es triplemente execrable. Primero daña al pensador, hiriendo su cuerpo mental. En segundo lugar, daña a la persona objeto del mismo. Y, finalmente, daña a toda la humanidad, viciando la atmósfera mental.

Todo pensamiento maligno es como una espada clavada en la persona a quien va dirigido. Si albergas pensamientos de odio, eres realmente un asesino de ese hombre contra quien alientas tales pensamientos. Eres también tu propio suicida, porque esos pensamientos repercuten después en ti.

Una mente ocupada por pensamientos malignos actúa como una magneto, atrayendo pensamientos similares de otros e intensificando de ese modo el mal original.

Los pensamientos negativos lanzados a la atmósfera mental, envenenan las mentes receptivas. Albergar constantemente un pensamiento maligno despoja a éste, gradualmente, de su carácter repulsivo e impele al pensador a realizar la acción implicada en el mismo.

 Los pensamientos y las olas del mar.

Los pensamientos, como las olas de un océano, son incontables. Uno puede llegar a desesperarse cuando comienza a intentar conquistarlos.

Algunos pensamientos permanecerán, mientras que otros fluirán con fuerza, como un torrente. Los mismos pensamientos viejos que fueron una vez suprimidos, pueden volver a mostrar sus rostros, tras algún tiempo. No te desalientes en ningún momento durante la práctica. Sin duda obtendrás fortaleza espiritual. Al final, estás llamado a triunfar. Todos los Yoguis de la antigüedad tuvieron que superar las mismas dificultades que tú experimentas ahora.

El proceso de destrucción de las modificaciones mentales es difícil y largo. Todos los pensamientos no pueden destruirse en un día o dos. No debes abandonar el empeño a la mitad del camino, cuando te encuentres con algunas dificultades o tropiezos.

Tu primer intento debe ir encaminado a reducir los deseos. Reduce tus deseos y caprichos y los pensamientos disminuirán por sí mismos gradualmente. Al final serán todos extirpados.

Un mal pensamiento esclaviza. Un pensamiento bueno libera. Piensa, por tanto, rectamente y alcanza la liberación. Despliega los poderes ocultos escondidos dentro de ti. Comprende y toma conciencia de los poderes de la mente. Cierra los ojos, concéntrate lentamente. Puedes ver objetos distantes, oír sonidos lejanos, enviar mensajes a cualquier parte, no solamente del mundo, sino también de otros planetas,

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Sivananda
fragmentos de EL PODER DEL PENSAMIENTO

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