"Debéis comprender que en la vida todo se repite sin cesar;
el hombre, mediante sus pensamientos, sus sentimientos y sus actos emite
ininterrumpidamente ondas benéficas o maléficas; estas ondas viajan por el
espacio, hasta que encuentran una pared, la cual las devuelve y aquél recibe
premios o castigos. Sí, es como un bumerán. Los que conocen esta ley se
esfuerzan en enviar por todas partes luz, amor, bondad, pureza, calor, y un
día u otro reciben necesariamente, a su vez, las mismas bendiciones; se
sienten felices, alegres, consiguen éxitos. Se dicen: «¡ Es el buen Dios que
me ha recompensado!». Pero no es así; el Señor ni siquiera lo sabe. Tiene
otros quehaceres que el de observarnos incesantemente y anotar todas
nuestras acciones para recompensarnos o castigarnos.
Él estableció leyes dentro y fuera de nosotros,
y son estas leyes las que nos castigan o recompensan."
Omraam Mikhaël Aïnvanhov
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