Con la moral corregimos los errores de nuestros instintos,
y con el amor los errores de nuestra moral.
Sorprenderse, extrañarse, es comenzar a entender.
Las circunstancias son el dilema ante el cual tenemos que decidirnos.
Pero el que decide es nuestro carácter.
El amor auténtico se encuentra siempre hecho.
En este amor un ser queda adscrito de una vez para siempre y del todo a otro ser.
Es el amor que empieza con el amor.
Sólo cabe progresar cuando se piensa en grande,
sólo es posible avanzar cuando se mira lejos.
La vida cobra sentido cuando se hace de ella una aspiración a no renunciar a nada.
Lo menos que podemos hacer, en servicio de algo, es comprenderlo.
Lo que más vale en el hombre es su capacidad de insatisfacción.
No hay amor sin instinto sexual.
El amor usa de este instinto como de una fuerza brutal,
como el bergantín usa el viento.
El deseo muere automáticamente cuando se logra: fenece al satisfacerse.
El amor en cambio, es un eterno insatisfecho.
De querer ser a creer que se es ya, va la distancia de lo trágico o lo cómico.
Quien en nombre de la libertad renuncia a ser el que tiene que ser,
ya se ha matado en vida: es un suicida en pie.
Su existencia consistirá en una perpetua fuga de la única realidad que podía ser.
Que no sabemos lo que nos pasa: eso es lo que nos pasa.
Sólo se aguanta una civilización si muchos aportan su colaboración al esfuerzo.
Si todos prefieren gozar el fruto, la civilización se hunde.
En tanto que haya alguien que crea en una idea, la idea vive.
Los hombres no viven juntos porque sí,
sino para acometer juntos grandes empresas.
De la democracia del pensamiento y del gesto,
la democracia del corazón y la costumbre
es el más peligroso morbo que puede padecer una sociedad.
El hombre vive en riesgo permanente de deshumanizarse.
El mayor crimen está ahora, no en los que matan,
sino en los que no matan pero dejan matar.
¿Qué perfección es ésta que complace y no subyuga, que admira y no arrastra?
ORTEGA Y GASSET - frases
No hay comentarios:
Publicar un comentario