Únicamente el amor nos permite fusionarnos con un ser.
Sólo las criaturas que se aman pueden armonizarse
O.M.A.
¿Por qué los hombres y las mujeres se buscan entre sí? Es el hambre lo que les empuja. Tienen hambre y quieren comer. En efecto, el armor es un alimento, una bebida; es comparable al pan, al agua, al vino... Amar es exactamente igual que alimentarse; actúan las mismas leyes, los mismos procesos.
Hasta una cierta edad, y ello puede durar centenares de encarnaciones, el hombre es como una oruga que tiene necesidad de comer hojas: satisface sus apetitos a expensas de los demás, los ensucia y los detroza. Pero el día en que, hastiado de sí mismo, decide cambiar para convertirse en algo mejor, comienza a concentrarse, a meditar, y sobre todo, a preparar un capullo para protegerse... Y ese capullo, es el aura.
Entonces deja de "comer" a los seres y comienza a alimentarse del néctar y del polen, es decir, de sus emanaciones sutiles.
Evidentemente, para muchas "orugas" esta metamorfosis todavía no es posible.
En lugar de mantener con las criaturas intercambios groseros, antiestéticos, e incluso repugnantes, podemos hacer intercambios sutiles, como la mariposa, sin ensuciar, ni destruir nada; darse mutuamente mucho amor, pero sin descender, sin comer las hojas.
Cuántos jóvenes me han confirmado que después de haber hecho ciertas experiencias, se sienten pesados, incómodos. Es el estado de alguien que ha pasado a través de varias chimeneas. Os habéis manchado y ensuciado vuestros vestidos etérico, astral y mental. Cuando quieren hacer un esfuerzo en el plano espiritual, se sienten impedidos, sobrecargados, atrapados. Antes se sentían ligeros, henchidos, felices, animosos, mientras que ahora están un poco encogidos y se sienten avergonzados. No es la felicidad lo que les espera, sino la vergüenza, el arrepentimiento, algo pesado, sombrío. Y esa es una de las mayores tristezas de la humanidad; la ignorancia en que vive la juventud.
¿Cómo eliminar las reminiscencias de lo que se ha vivido? Es necesario lavarse cada día, purificarse, trabajar con la luz, orar, meditar, unirse al Cielo.Poco tiempo después -paulatinamente- comienzan a ver más claro y a avanzar.
Habrá hecho falta que supieran que cuando se provocan en uno mismo erupciones volcánicas, se producen consecuencias. En alguna parte de la estructura psíquica del ser se producen explosiones, rupturas formidables, pérdidas de quintaesencia de inestimables valor.
Diréis. "pero entonces, no debemos regocijarnos ni disfrutar de ningún placer?" Sí, pero hay que saber cúando y de qué manera. Todo puede convertirse en algo maravilloso y magnífico cuando se sabe cómo comprender y cómo actuar. La energía sexual es una fuerza que puede compararse al petróleo. Esta fuerza quema a los ignorantes y a los torpes, quema su quintaesencia.
El gozo, el verdadero gozo no se encuentra en las relaciones físicas. Cuando los amantes están festejando, producen mucha comida agradable para los espíritus inferiores y estos espíritus vienen, porque es así, es la costumbre. No conocen las consecuencias de la palabra "placer"; no saben que buscando el placer invitan a un festín a toda clase de entidades que se alimentan a sus expensas mientras que ellos mismos no cesan de decaer.
Cuando están solamente bajo la influencia del deseo, del placer, el hombre y la mujer introducen a los ladrones en su casa. Deben ir más lejos par hacer brotar la luz. La luz puede aconsejarles los mismos festines, las mismas invitaciones, pero en vez de recoger a todos los indeseables del plano astral, invitarán a los ángeles y a las divinidades a alegrarse con ellos. Y cuando estas entidades celestiales se vayan, les dejarán regalos, y recibirán de esta manera cien veces más de lo que ellos habían dado. Habrá revelaciones, éxtasis, entusiasmos, y rejuvenecerán, resucitarán. Debemos saber a quién invitar, pero para eso debemos comprender que no hay que dejarse detener por el placer.
Hay que explicar a los humanos que el placer sólo es la mitad del camino y que si se quedan ahí serán invadidos por la presencia de indeseables y harán experiencias extremadamente costosas para ellos: serán obstaculizados, atados, y perderán su libertad. Cuando ha caído demasiada humedad sobre las alas de una mariposa, ésta ya no puede volar. Pues bien, el placer es eso: la humedad.
Hay que buscar un placer mucho más sutil, mucho más espiritual. El placer, tal como se comprende de momento, acaba siempre por transformase en veneno y en amargura. Cuando cortamos un pedazo de plomo, brilla durante unos instantes, y después se empaña. A esto es a lo que se le parece el placer: al plomo. Para que vuestro placer siga siendo tan brillante y resistente como el oro, debéis ennoblecerlo, es decir, añadirle otro elemento: el pensamiento; pero para eso, hay que reemplazar la idea del placer por la idea del trabajo.
Trabajo significa que el hombre decide no malgastar sus fuerzas y energías en busca del placer, sino utilizarlas para hacer funcionar otros centros, arriba, en su cerebro. Sí, en vez de dejar que se desencadenen en él todos los torbellinos y las erupciones volcánicas, el hombre debe canalizarlos, dirigirlos, para despertar nuevas facultades que harán de él un genio, un iniciado, una divinidad. Así es como se transforma el calor en luz: reemplazando el placer por el trabajo, y es entonces cuando el verdadero placer empieza a invadirle; un placer que no envilece, esta vez, sino que le eleva y ennoblece.
fragmentos de: Omraam Mikhael Aivanhov
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