Y es que detrás de ciertos nacionalismos provincianos, sólo hay ignorancia, vanidad, egocentrismo y lo que es peor manipulación de intereses creados particulares, corrupción.
Lo que deriva al fin en una enfermedad "psicológica-mental" que viene del reducionismo y un cierto racismo, o complejo de superioridad, por falta de humildad y reconocimiento del valor de todos y cada uno de los pueblos, provincias, naciones, o seres humanos que conformamos la Humanidad.
Dicho con otras palabras "ceguera" que impide ver y valorar, descubriendo lo bueno que hay en todas partes, y por lo tanto la aportación de cada cual al bienestar colectivo. Que no tiene en cuenta todo lo que ha conformado las diferencias y su riqueza cuando nos complementamos. Que se manifiesta en las relaciones personales con otros seres a quienes se desprecia o infravalora. Ceguera que se traslada inevitablemente a las relaciones con otras provincias o naciones, cuando se convierte en defecto colectivo. El egocentrismo y la vanidad siempre ciegan o nos impiden tener una visión clara de nosotros y los otros, generando pobreza espiritual.
Como diría Unamuno:
Lo que nos hace falta para una buena convivencia; en casa, la calle, el país, el mundo, es más FRATERNIDAD y menos personalismos... Desarrollar más Generosidad y espíritu cosmopolita. Que nos haga recuperar el sentimiento de ser CIUDADANOS DEL MUNDO.
Claro que para llegar ahí, tendremos que superar nuestros defectos y mezquindades. A través de la conciencia y la responsabilidad.
En la Era de Acuario vamos hacia la Unidad consciente, hacia la Fraternidad Universal. Es el futuro soñado hacia el que marcha la avanzadilla de la Humanidad.
Claro que para llegar ahí, tendremos que superar nuestros defectos y mezquindades. A través de la conciencia y la responsabilidad.
En la Era de Acuario vamos hacia la Unidad consciente, hacia la Fraternidad Universal. Es el futuro soñado hacia el que marcha la avanzadilla de la Humanidad.
D.V.-Nefertum
14/9/2014
1 comentario:
Asi es,, cierto todo lo que dice Don Miguel de Unamuno, la comparto!
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