«Hacer la revolución», ésta es la solución en la que piensan la mayoría de los hombres ante el espectáculo de las injusticias. Dicen que esto tiene que cambiar y se juntan, toman las armas. Pero he ahí que después de cada revolución volvemos a encontrar de nuevo, más o menos, las mismas injusticias... Las víctimas y los verdugos han cambiado de bando, pero de una u otra forma siempre hay víctimas y verdugos.
Muchos dicen que quieren trabajar para mejorar el destino de la humanidad, para la felicidad de los pueblos, pero ¿cuántos saben lo que los humanos necesitan realmente para ser felices? Muy pocos, y por eso los resultados no son muy buenos que digamos: si constatamos progresos en algunos campos, nos vemos obligados a constatar al mismo tiempo regresiones en otros.
Los verdaderos progresos, las verdaderas mejoras se producen primero en el pensamiento, en el corazón y en el alma de los seres. Y se producen gracias a la luz: todas las leyes, incluso las mejores, serán ineficaces si las mentalidades siguen siendo las mismas: cerradas, egoístas y deshonestas.
Éstas son las mentalidades que hay que cambiar en primer lugar, y sólo podrán ser cambiadas con la educación.
Omraam Mikhaël Aïvanhov
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