Entrevista a JOSE CARLOS FERNANDEZ, autor de “EL VIAJE INICIÁTICO DE HIPATIA”
Redacción Esfinge
Unos meses atrás tuvimos la oportunidad de anunciar la publicación del libro “El viaje iniciático de Hipatia”. Hoy tenemos el placer de ofrecer a nuestros lectores una entrevista con el autor:
1.- Una civilización… ¿Es un ser vivo?
Sí, claro, como un árbol, o un río, que a veces se estanca y casi muere para renacer de nuevo; o como una montaña. O mejor aún, como un ser humano con sus conglomerados de innumerables células, y además organización y unidad de destino.
Una civilización nace siempre como una semilla de almas escogidas con una fuerza anímica enorme y fuerte proyección histórica. Nace como un impulso espiritual (en el sentido más profundo y menos “religioso” de esta palabra) dentro de la trama viva de una cultura y una tradición. Crece buscando la luz del sol de su Ideal, se desarrolla venciendo las mil vicisitudes que debe enfrentar, florece, da su mensaje de belleza y sus frutos al mundo; envejece, se corrompe moralmente en su debilidad y finalmente muere... para quizás volver a renacer, con otro nombre y forma, en una nueva tierra y bajo un cielo diferentes. Esa es la historia de la Humanidad, si la observamos con ojos de Filósofo, cuando somos capaces de percibir un orden natural en el aparente caos que supone la sucesión de los hechos pasados.
Unos meses atrás tuvimos la oportunidad de anunciar la publicación del libro “El viaje iniciático de Hipatia”. Hoy tenemos el placer de ofrecer a nuestros lectores una entrevista con el autor:
1.- Una civilización… ¿Es un ser vivo?
Sí, claro, como un árbol, o un río, que a veces se estanca y casi muere para renacer de nuevo; o como una montaña. O mejor aún, como un ser humano con sus conglomerados de innumerables células, y además organización y unidad de destino.
Una civilización nace siempre como una semilla de almas escogidas con una fuerza anímica enorme y fuerte proyección histórica. Nace como un impulso espiritual (en el sentido más profundo y menos “religioso” de esta palabra) dentro de la trama viva de una cultura y una tradición. Crece buscando la luz del sol de su Ideal, se desarrolla venciendo las mil vicisitudes que debe enfrentar, florece, da su mensaje de belleza y sus frutos al mundo; envejece, se corrompe moralmente en su debilidad y finalmente muere... para quizás volver a renacer, con otro nombre y forma, en una nueva tierra y bajo un cielo diferentes. Esa es la historia de la Humanidad, si la observamos con ojos de Filósofo, cuando somos capaces de percibir un orden natural en el aparente caos que supone la sucesión de los hechos pasados.
2.- En tu novela, reflejas una época donde los intereses egoístas y materiales se ponen por delante de los valores filosóficos y morales ¿fue realmente así? ¿No es una forma velada de criticar nuestra época?
Son los ciclos de la vida, el Sol de una civilización comienza a morir y la sombras crecen. También Roma murió porque dejó de otorgar los beneficios de la civilización y se convirtió en una sociedad de consumo que devoraba los frutos del mar, de la tierra y de los cielos, cada vez más débil moralmente.
Por lo demás no es necesario criticar nuestra época, basta examinar los intereses que en ella priman y la sucesión de acontecimientos. Cuando una civilización crece y expande sueña su futuro, y para él trabaja. El presente es un punto de apoyo nada más, para dar vida a su Ideal. En su decadencia se refugia en fantasías y no consigue imaginar qué hay más allá, se trabaja para un presente que todo lo consume y el futuro queda huérfano.
Sería interesante preguntar a la gente cómo imaginan el futuro de aquí a 50 años o 100 años, por ejemplo.
3.- Además de Hipatia, parece que la protagonista del libro es la “Sabiduría de los Misterios”, que habla más que aquella ¿qué son esos Misterios? ¿cómo conocerlos si están ocultos?
Las Escuelas de Misterios, Mayores o Menores, fueron siempre el corazón de toda forma civilizatoria, desde donde se impulsaba toda mística y religión, toda forma artística y política, donde eran gestados los paladines de su tiempo en todas las áreas de conocimiento y trabajo. Tenían un programa para poder desenvolver, como dice Confucio, el principio de la Razón Celeste presente en el ser humano; o como dice Platón, abrir los ojos del Alma a un mundo arquetípico. Aquellos que eran educados en estas Escuelas se reencontraban a sí mismos, despertaban a lo más profundo y auténtico de su verdadera naturaleza, conseguían sellar un pacto con su propio destino, examinando la vida desde una dimensión muy superior a lo que es común.
Las Escuelas de Misterios eran al mismo tiempo Universidades, Templos en que se rendía culto al Alma de la Naturaleza y Casas de Fraternidad y vida.
4.- Hipatia investigaba la luz, ¿qué sabían los antiguos de la luz que no sepamos nosotros, que hemos medido su velocidad?
Medir su velocidad, coherencia y propiedades ópticas es importante pero quizás no lo sea todo. También en la India Védica midieron con gran precisión su velocidad, aunque no sabemos cómo. Quizás los filósofos alejandrinos sabían más sobre la naturaleza y el significado de la luz que nosotros ahora. Por ejemplo, ¿desde cuando se sabe que los seres vivos irradiamos luz, no sólo reflejamos la que proviene del Sol? O por ejemplo, ya en la India y en el Tíbet se enseñaba que el maravilloso espectáculo de luz de las auroras boreales provenía de la electricidad (Fohat) procedente del Sol que viajaba por el espacio y penetraba por los polos de la Tierra, o que en la quintaesencia de la luz desaparecen el tiempo y el espacio (tal y como enseñaron después Tesla, hablando del rayo y Einstein en su Teoría de la Relatividad)
5.- ¿Qué es la Aritmosofía? ¿Qué son los números?
Los números son cristalizaciones de la mente, todo lo que es inteligible lo es a través de los números y las sombras geométricas que proyectan.
Los grandes matemáticos, como por ejemplo un Paul Erdós en el siglo XX nos hablan de esta dimensión eterna y pura, real de los números, siempre los mismos, que ni nacen, ni cambian ni mueren, pero que trazan el tejido de toda vida y son el esqueleto de toda ley de la naturaleza. Según Platón rigen el tiempo (a quien el Filósofo de la Academia define como “el número en el movimiento”) y sus ciclos, son las Formas Divinas que penetran en la caverna del mundo, haciendo el caos inteligible, convirtiéndolo en Cosmos.
La Aritmosofía, tal y como por ejemplo la enseñó el sacerdote jesuita Athanasius Kircher busca penetrar en la sabiduría de estos Números y en sus propiedades, según la enseñanza del filosofo Porfirio, quien decía que toda operación en el seno de la Naturaleza es la sombra de una operación numérica y geométrica.
6.- La Gran Pirámide, dices en tu libro, es “el mayor tratado matemático jamás escrito por el hombre… su antigüedad es de casi cien mil años” ¿Qué es la Pirámide que genera tanta polémica y discusión sobre cómo y cuándo fue construida?
Según ciertas tradiciones herméticas la Gran Pirámide es mucho más antigua de lo que se cree, y cuando leemos el origen que le atribuye Herodoto (y en el que se basan los historiadores) no podemos sino sonreír por su ingenuidad.
La Gran Pirámide no es sólo la mayor obra de ingeniería que existe (por su magnitud y sobre todo por su precisión, y si no, recordemos las propiedades ópticas de las piedras calcáreas de cobertura), sino el mayor tratado matemático nunca escrito. Cuanto más aumenta nuestra ciencia, más se amplía nuestra comprensión de este misterio inteligible encarnado que es la Gran Pirámide. Ahora, por ejemplo, son los ingenieros acústicos quienes se están quedando maravillados ante sus propiedades.
7.- Hipatia, en sus viajes, estuvo en Heliopolis. Parece que era una universidad de teología y de matemáticas ¿a la vez?
No hay referencias históricas de que Hipatia estuviese en Phylae o en Heliópolis, pero es bastante lógico y natural que en su juventud -y dada el interés del padre en darle una educación excepcional- visitase los santuarios aún abiertos del Nilo, en que tanta sabiduría era guardada celosamente.
Para la filosofía egipcia Teología y Matemáticas son prácticamente sinónimos pues los primeros Dioses son los Números: y por ejemplo en Heliópolis la Enéada Divina son los Números del uno al nueve, tal y como se muestra en el Codo Real de Menfis que se conserva en el Louvre.
Nosotros usamos los números para gobernar el mundo, ellos lo hacían para hacer inteligible el Misterio, para penetrar en él en estas barcas-número, para vivir plenamente la realidad y no sólo a través de los sentidos
8.- Dice tu libro: “Si un iniciado llegase a Alejandría y explicase los más grandes secretos, la gente quedaría totalmente decepcionada”. ¿Qué ocurriría si llegase a Barcelona hoy?
Un Iniciado traza conscientemente un círculo o un triángulo equilátero y toda su alma vibra, como un gong, pues ambos dicen de la silenciosa presencia de un arquetipo, de un misterio. Por ejemplo la circunferencia es el símbolo de la “eternidad dinámica” sin principio ni fin, y Dios mismo no es sino una circunferencia cuyo centro está en todas partes.
Y sin embargo, esto a nosotros, poco nos dice. Quizás no sugiere o nos susurra algo en el alma cuando somos capaces de parar la mente y detenerla en esta sublime verdad, pero es un murmullo que se confunde con el vocerío de nuestros pensamientos vulgares y cotidianos.
Un Iniciado, en Alejandría hace 1700 años o en Barcelona hoy debería adaptar su comprensión a la nuestra, enseñarnos pacientemente el alfabeto que permite la vivencia de estas sublimes verdades. Esto es en definitiva el gran esfuerzo y la gran paciencia de almas gigantes como Platón, Avicena o Giordano Bruno, o de la misma Hipatia. Sólo que, de esta última filósofa carecemos de ningún escrito (hay eruditos que afirman que el texto actual de sobre las Cónicas de Apolonio de Pérgamo podría ser de esta filósofa, pero esto es difícil saberlo)
9.- Las dos condiciones básicas para recorrer el Sendero de la Sabiduría son “el sentido común y el sentido del humor” ¿Así de fácil?
Condiciones básicas en el sentido de “sine qua non”, o sea, “nunca sin ellas”, es la base sin la cual el Camino de la Sabiduría se convierte en un lodazal en que nos hundimos. Luego viene el dar un paso y después otro; y enfrentarse a situaciones complejas y trágicas sin perder el sentido común ni el buen humor...
De todos modos, es fácil golpear una piedra con otra y producir un sonido, y no tanto dirigir una orquesta sinfónica, lo mismo sucede con las potencias del alma y la inteligencia. El sentido común del animal (comer, reproducirse, sobrevivir) y su felicidad simple se hacen más difíciles cuando uno penetra en lo invisible de los sentimientos y en el laberinto de la mente, que de todas formas, dada nuestra naturaleza, debemos recorrer.
Por lo demás, observamos todos los días en nosotros mismos y en los otros, que no es tan fácil mantener el sentido común ni en las pequeñas ni en las grandes cosas. Todos sabemos, cuando lo meditamos bien, que primero es el Amor o sea, la integridad del alma con su más pura luminosidad; luego viene la salud y sólo después el dinero y los bienes materiales: ¿somos siempre fieles a esta verdad simple y del más elemental sentido común, cuando uno piensa en ella?
10.- Hipatia pudo leer los manuscritos de Platón, y en Roma fue discípula de Plutarco, parece como una línea de filósofos que se van transmitiendo algo…
La luz existe por doquier, pero sólo el fuego transmite y despierta el fuego dormido. Esta es una profunda verdad simbólica: uno puede aprender e iluminarse con las enseñanzas de todos los sabios que en el mundo han sido, pero sólo te enciende interiormente aquel que tiene ese fuego, pues nadie puede dar aquello que no tiene. Y sólo ese fuego puede transmutar interiormente. Cuando uno es empujado cambia de posición, pero cuando hay transmutación hay un cambio profundo, un cambio de estado del alma: algo que los filósofos de la India en sus Upanishads compararon al paso de la oscuridad a la luz o del sueño a la vigilia o de la muerte a la resurrección, a la inmortalidad.
11.- ¿Qué quiso decir Plutarco con que los “arquetipos pueden ser vividos”?
Cuando nos damos la mano, con toda el alma y sinceridad podemos “vivir” en ese gesto el arquetipo de la amistad y la dación, con un beso podemos vivir en ese gesto que es un símbolo y un rito el arquetipo del Amor. La Teurgia antigua, cuyos restos, un poco deformes y sin casi vida ya encontramos en los rituales de todas las religiones, era una Ciencia Sagrada y un Arte que permitía la vivencia de los Arquetipos a través del rito, y usando, como intermediarios los genios y espíritus de la Naturaleza.
12.- Tu novela ofrece un profundo contraste entre la paz de los sabios y discípulos en sus templos y el caos de la caída del imperio romano, con su violencia y corrupción ¿No debían esos sabios ocuparse del mundo en lugar de dedicarse a abstracciones geométricas?
Quizás ese fue su error y la Edad Media se precipitó más oscura y terrible de lo que era necesario. En medio de la tormenta, el capitán de un navío, más que fijar el rumbo con las estrellas, debe intentar que este se mantenga a flote. Las Escuelas de Filosofía, al mantenerse ajenas a las poderosas turbulencias históricas y sociales generaron un vacío que fue llenado con el fanatismo religioso más degradante.
13.- Parece que tu novela, junto a la película “Agora” de Amenábar y otros trabajos muy interesantes que van enfocando esa época, necesita recrear esa etapa de la humanidad para decirnos algo a los seres humanos del presente ¿por qué esa época?
La naturaleza humana es la misma, la situación de crisis de una civilización es también muy semejante, lo mismo el recrudecer de todo tipo de alucinaciones colectivas (fines del mundo y todo tipo de profecías desnaturalizadas y fuera de encuadramiento), fanatismos, miseria física y moral. El Ágora de Alejandría en la época de Hipatia es muy semejante al Ahora actual, la primera crisis es siempre de valores, la crisis económica –como sucedió también en Roma- es la que arrastra después todo el barro.
14.- ¿Es cierto que existían conocimientos de la India o del Tibet en Alejandría?
Sin duda, muchos filósofos y ascetas de la India enseñaron en Alejandría, eran llamados gimnosofistas. Hasta Roma llegaron las obras de Confucio, el gran sabio chino, y esto sólo pudo ser vía Alejandría.
15.- “El premio asignado por la divinidad a la filosofía es el infortunio” ¿Por qué? ¿Crees que fue feliz Hipatia o desgraciada?
Considero, como Séneca, que el sabio es siempre feliz, pues es una roca sólida ante los embates de la fortuna. Y sin embargo, el sabio jamás niega la vida, ni deja de responder ante la más mínima de sus vibraciones, cada una de ellas encuentra un eco en su alma. El ignorante es quizás feliz en su inconciencia, el sabio en su estable y poderosa virtud, mientras que el filósofo es consciente de sus errores y carencias y comienza a asumir también los de quienes le rodean, pues se siente responsable de ellos, como un padre es responsable de sus hijos; tampoco puede, sin desmerecerse ante sus propios ojos, refugiarse en la trinchera de creencias preestablecidas y en el cómodo vacío del no pensar. Todo ello le hace más sensible ante las desgracias del mundo, y como dice el tratado místico Voz del Silencio, es en el seno de este dolor que nace la “flor de medianoche”, la sabiduría que es al mismo tiempo serena compasión por todos aquellos que sufren.
16.- Sorprende la conciencia histórica de los personajes, ellos sabían que vivían un tiempo triste pero además sabían que se avecinaba una edad media ¡y un renacimiento!…
Sí claro, ellos mismos y la sabiduría que portaban como un fuego eran la prueba y garantía de un renacimiento después de la noche de ignorancia y fanatismo de la Alta Edad Media.
17.- La “Maestra Hipatia” creía en una amistad basada en la hermandad de almas y no en una afinidad de caracteres ¿cómo sería eso posible?
La afinidad de caracteres es cómoda aunque no es mucho lo que aporta. La hermandad de almas es la matriz de las más puras vivencias, es trascendente, deja huellas imborrables y va más allá siempre, vence la muerte y da un verdadero sentido a la vida.
18.- Has dedicado el libro a tu Maestra, que es “lo que fue Hipatia para sus discípulos”, ¿quedan “hipatias” en el mundo? ¿quedan “platones”, “sócrates” o “plutarcos” en algún sitio?
Si no existieran, dudo que pudiera haber escrito este libro. El ha nacido como un homenaje y una prenda de gratitud ante tal caudal de vivencias, de generosidad, de bondad, de ejemplos morales y de coraje en que se ha desarrollado mi juventud y se ha alimentado y alimenta mi alma.
Estas Hipatias, Platones y Sócrates son la “sal de la vida” y la “luz del mundo”, sin ellas la Humanidad estaría huérfana... y no, no lo está, hay una Mano que la bendice y protege, hay una Sabiduría que la llama y espera; y quizás la Historia y las duras vicisitudes que estamos enfrentando marquen el retorno de las Escuelas de Filosofía...
REDACCIÓN ESFINGE
Recogido de la Revista ESFINGE
No hay comentarios:
Publicar un comentario