Por supuesto que hay una mejor clase de reliquias, pues los "cascarones" o "paseantes en la tierra", como aquí se les llama, no son forzosamente todos malos. Pero aun los buenos se malean interinamente por influencia de los médiums. A los cascarones poco les importa porque no tienen nada que perder; pero hay otra clase de "espíritus" de quienes hemos dejado de ocuparnos: los suicidas y los muertos por accidente o muertes violentas. Ambas clases pueden comunicarse y ambas habrán de pagar muy caras tales visitas. Explicaré lo que esto significa. Son dichas entidades las que los espiritistas franceses comprenden en la denominación de "espíritus sufrientes". Son la excepción de la regla, pues han de permanecer dentro de la atracción de la tierra y en su atmósfera o loka kama hasta el último momento de la que hubiera sido natural duración de su vida. Dicho de otro modo, aquella particular ola de la evolución de la vida ha de alcanzar su ribera. Pero avivar su memoria y recrudecer sus sufrimientos deparándoles ocasión de vida artificial que recargará su karma, incitándoles a que entren por las abiertas puertas de los médiums y sensitivos, es pecado y crueldad, porque habrán de pagar muy caro cada uno de tales placeres. A los suicidas les diré que con la insensata esperanza de escapar de la vida, se ven todavía vivos con bastante sufrimiento para ellos reservado en esta misma vida. Su castigo está en la intensidad del sufrimiento. A consecuencia de su irreflexiva acción perdió el suicida el séptimo y el sexto principios, aunque no para siempre, pues puede recobrarlos; pero hay algunos que en vez de resignarse al castigo y aprovechar la ocasión de redimirse, echan de menos la vida terrena y ceden a la tentación de recobrarla por pecaminosos procedimientos. En el loka kama, la región de intensos deseos, no pueden satisfacer sus terrenas ansias sino por medio de un viviente a ma- nera de apoderado; y si tal hacen, al expirar el término de la que hubiese sido su natural vida en la tierra, pierden generalmente su mónada para siempre. En cuanto a los víctima de accidente, aún les sucede cosa peor, pues lúgubre destino es el suyo, a menos que los buenos y puros vayan inmediatamente al samadhi akásico, esto es, que caigan en un estado de tranquilo y ligero sueño lleno de rosados ensueños, durante el cual no recuerden el accidente, sino que se muevan y vivan entre sus deudos y en su ambiente hasta que pasen al devacán, al natural término de la que hubiera sido su terrena vida. Pero si fueron pecadores y voluptuosos, vagan como infelices sombras (no cascarones, porque no se ha roto del todo el enlace con sus dos principios superiores) hasta que llega la hora de su muerte. Como quiera que se les cortó la vida en pleno flujo de terrenas pasiones que los ligaban a sus habituales vicios, los seducen las ocasiones que de satisfacerlos por conducto ajeno los médiums les deparan. Son los pisachas, los íncubos y súcubos de los tiempos medievales, los demonios de la embriaguez, la gula, la lujuria y la avaricia. Son elementarios de intensificada astucia, malvados y crueles, que provocan a sus víctimas a perpetrar crímenes horribles y se gozan en su comisión. No sólo arruinan a sus víctimas, cual psíquicos vampiros, sino que, arrastrados por la corriente de sus infernales impulsos, acaban por salir, al fin de su natural período de vida, del aura de la tierra, y van a regiones donde por siglos habrán de soportar agudísimos sufrimientos hasta su completa destrucción. Pero si la víctima del accidente o del crimen no era muy buena ni muy mala, sino persona vulgar, puede sucederle que si la atrae un médium forme para ella una cosa tan perniciosísima como una nueva combinación de escandas y un nuevo y mal karma.
...los suicidas, que no están muertos sino que tan sólo mataron su tríada física, y cuyos parásitos elementales no están por lo tanto separados del ego como en la verdadera muerte."
...los suicidas, que no están muertos sino que tan sólo mataron su tríada física, y cuyos parásitos elementales no están por lo tanto separados del ego como en la verdadera muerte."
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