"El temor de demostrar nuestro amor
es lo que nos ha quitado el derecho a la esperanza"
Eso nos provoca, obviamente, un estado de desesperación, o sea, vamos perdiendo la capacidad de la esperanza. Necesitamos tener de nuevo, retomar ese sentido de la esperanza, nos hemos cansado muchos de nosotros de ser nada más que cimientos, nos hemos cansado muchos de nosotros de ser piedras que ruedan al vacío; estamos reclamando nuestro derecho de cielo, nuestro derecho de perfume, nuestro derecho de amor, nuestro derecho de paz.
Esta falta del poquito de gloria, del `poquito de relación espiritual, nos va agostando, nos va quemando, nos va volviendo malvados porque nos sentimos muy solos...porque no sabemos lo que nos pasa por dentro.
Estamos reclamando, a viva voz y en nombre de todos, estamos reclamando el derecho a vivir como seres humanos, en un mundo que está cada vez más contaminado. Queremos vivir descontaminados, queremos vivir más naturalmente, queremos que la esperanza marche delante nuestro como si fuera un faro alumbrando nuestro camino. Queremos tener relación con nosotros mismos, con nuestros antepasados, con la gente que lo revive. Queremos de alguna manera ser partícipes de este momento histórico y queremos de alguna manera también forjar la historia del futuro. Los hombres, las mujeres, cuando realmente son hombres y mujeres, no se conforman con leer la historia, quieren hacerla aunque sea en un pequeño trozo y lugar
Este mundo en donde las cosas del espíritu han sido cercenadas por la materia y donde aún los que queremos y los que tenemos necesidad de espiritualidad y necesidad de oración, y necesidad de vida y de paz interior, nos encontramos impulsados como ganado contra este muro espinoso que es el odio de las actuales relaciones humanas. Yo querría, amigos míos, que todos nosotros pudiésemos tener esa actitud de cariño y de bondad, que la próxima vez que nos veamos, nos podamos dar las manos, o que intercambiemos regalos, o que estemos unos frente a los otros, podamos hacerlo espontáneamente, con el corazón, y no nos avergoncemos de hacerlo con el corazón.
Felices los que lloran escuchando una música, felices los que lloran ante una poesía, felices aquellos que se les transmuta el rostro cuando están oyendo una música que puede elevarlos, felices aquellos que pueden gesticular y abrazar al amigo en plena calle, felices aquellos los vivos, los que todavía están realmente vivos y de cuya semilla de esperanza surgirá todo un mundo de esperanza, un mundo que no solamente debe ser nuevo sino mejor.
Retazos de la Conferencia:
"Motivos Ocultos de la desesperación"
Prof. Jorge Angel Livraga Rizzi- 1977
Prof. Jorge Angel Livraga Rizzi- 1977
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