A través del
estudio comparativo que han realizado entre otros grandes pensadores, Jung,
Mircea Eliade, constatamos que existieron técnicas para iniciarse en la
sabiduría, en todos los antiguos pueblos, y métodos de transmisión de la misma,
que con el girar de los tiempos, hemos perdido u olvidado, por el cambio de
intereses y perspectivas en el hombre.
Pensadores de
avanzada de hoy, a través de una investigación seria y profunda, vuelven arribar
a las mismas costas de lo esencial. Una y otra vez, hay que recordar el
mensaje, pues el oleaje interior y exterior de la lucha por la supervivencia,
nos alejan de la soñada Itaca. Fue Jung quien afirmaba, que hacen falta que
transcurran al menos 50 años, para que la mayoría asimile una nueva idea.
Cercano a nosotros,
Jung nos hablaba del proceso de individuación, que requería una alquimia
interior, exactamente lo mismo que 2.500 años aproximadamente exponía Platón, cuando nos hablaba del
individuo como el hombre que ha logrado armonizar sus partes componentes en
una unidad. Siempre interesó e interesará al hombre, encontrar el medio de
alcanzar su autorrealización plena, como si fuera, el sentido y por qué de su
existencia. Veamos, lo que nos dice al respecto un gran psicólogo y pensador de
nuestro tiempo.
Pirámide de necesidades
A.H. Maslow,
creador de la psicología humanista o “tercera fuerza”, eminente psicólogo de
este siglo, nos expone las características por las cuales podemos reconocer a
las personas autorrealizadas, o dicho de otro modo, qué es todo aquello que
debemos conseguir para alcanzar la propia autorrealización.
Parte de la idea de
que el ser humano tiene una serie de “necesidades” básicas y metanecesidades
(Pirámide de Maslow) que motivan sus comportamientos, y por tanto, según las
que prevalezcan en su vida será la conducta, valores y la realización plena o no
de la persona.
Estas van desde el
alimento, seguridad, afecto, respeto, autoestima, hasta la autorrealización
(metanecesidad). Nos explica que hay personas que al cubrir sólo las
inferiores de supervivencia y afecto no se realizan plenamente, y de ahí
derivan todo tipo de problemas que resume en la palabra “enfermedad”. Puesto
que, como muy bien nos explica, la Salud es pleno desarrollo personal, y la
enfermedad desequilibrio o déficit en el mismo.
Deja bien claro que
no sólo necesitamos vitaminas, minerales, yodo, etc. para nuestra salud, sino
que otros aspectos del hombre necesitan sus “vitaminas” o valores, para su
salud y desarrollo pleno. Como ser la vivencia y práctica de valores éticos,
que actualicen y desarrollen nuestra naturaleza interior, cultivándola. Eso sí, considera que “se requiere disciplina para revelar o actualizar nuestras
naturaleza interior”. En todo este proceso, como dirían igualmente los
alquimistas, no descarta para nada, circunstancias difíciles, frustraciones,
privaciones, dolor, que harán aflorar fuerzas dormidas, o sencillamente seguridad y fuerza interior, si las resolvemos y enfrentamos con valor. “Quien
no ha resistido o superado la adversidad, sigue dudando de su propia capacidad
de hacerlo".
Además de una buena
alimentación para el físico, una vida afectiva sana para nuestra psique,
necesitamos darle medios de expresión a nuestra naturaleza superior, para que
actúe como principio rector de nuestra vida. Y así, desarrollarnos
saludable, provechosa y felizmente. Si se niega o intenta abolir este núcleo
esencial, la persona “enfermará”. Entendiendo que para el autor, la enfermedad
no sólo es física, sino psicológica, mental, del alma. Maslow, afirma que la
carencia de valores humanos como guías y motivadores de la conducta, dan como
resultados “enfermedades” o “metapatologías”, que son “disminuciones de lo
humano”. Ejemplo de algunas de ellas serían: pérdida del entusiasmo por la
vida, aridez, alineación, ineficacia, sensación de ser inútil, desesperación,
dudas fundamentales, angustia, cinismo, futilidad, destructividad, materialismo, apatía, depresión, desacralización de la vida, falta de valores, etc.
Autorrealización
Podemos reconocer a
las personas autorrealizadas, por cualidades como las siguientes son:
altruistas, autotrascendentes, solidarias, responsables, sociales. Tienen una
percepción superior de la realidad, espontaneidad, creatividad, no dependen de
la opinión ajena. “Le determinan las leyes de su propia naturaleza interior”.
Son personas “maduras”. Al contrario las personas que no salen del círculo de
sus necesidades básicas, estarían en un estado patológico a nivel humano que
describe como “niñez”.
Las personas
“sanas, maduras”, se sienten motivadas principalmente por tendencias hacia la
autorrealización de sus capacidades, potencialidades, talentos, misión, vocación,
destino, conocimiento de sí mismo, tendencia a la unidad, solidaridad,
integración, defensa de los valores supremos. La necesidad y el deseo
prosiguen pero en un nivel “más alto”.
Como resultado de
ser una persona autorrealizada o paralizada surgen de ahí diferentes clases de placer y amor, nos explica sus manifestaciones:
1)
El placer de la escasez: una vez
que se sacia esta necesidad, se produce un “alivio” de la tensión, este placer
es poco estable y duradero. Surge de la escasez o necesidad satisfecha.
2)
El placer superior de la
producción, creación y profundización. Cuando se realiza, genera éxtasis,
serenidad. Este surge de la plenitud o el deseo de dar.
En el amor
tendríamos:
1)
El Amor del Ser: es un amor
altruista, donde lo importante es Dar, no es posesivo, es admirativo,
agradecido, nos hace Crecer. Se puede comparar a la experiencia estética o
mística. Tiene efectos profundos y amplios en la persona, resulta una
experiencia elevada y rica.
2)
El amor deficitario; es un amor
egoísta, que surge de la carencia, de la necesidad de recibir, puede ser
“satisfecho”, pero produce ansiedad y hostilidad, como consecuencia de nuestra
dependencia.
El primero es más
independiente, menos celoso y temeroso, más desinteresado, generoso. Se
esfuerza en ayudar al otro en su autorrealización.
Metanecesidades o valores
supremos
Cuando la persona
está impulsada sólo por las urgencias de las necesidades básicas, se siente en
desequilibrio, es dependiente del medio, de otros, a quienes necesita para
cubrir sus carencias, de ahí surgen los miedos, angustias, ambiciones, luchas,
etc.
Si está impulsada
primordialmente por las metanecesidades o “valores supremos”, el hombre se ve
impulsado a superarse, a crecer, resistir la adversidad, a luchar por causas
elevadas y justas, por la defensa de lo bueno y lo bello. “Es como si los
valores supremos, tuvieran una especie de unidad y cada valor particular fuera
como una faceta de ese todo”. Las personas autorrealizadoras están
esencialmente metamotivadas, las impulsan “valores supremos” o
“metanecesidades”. Y los defenderán de cualquier ataque, porque se han llegado
a identificar con ellos y conocen sus beneficios a todo nivel.
Cuanto más próxima
se encuentra la persona a la autorrealización o la plena humanidad, más
probable es descubrir que su trabajo está metamotivado y no únicamente motivado
por las necesidades básicas de supervivencia. Para las personas más
evolucionadas, buscar la justicia, la verdad, la bondad, la belleza, es más
importante que buscar la seguridad económica, la admiración, la posición
social, el prestigio, dominio, etc. Para ellas, los mayores placeres y
satisfacciones se dan en satisfacciones transpersonales, más allá del egoísmo,
como por ejemplo, ver que se cumple la
justicia, realizar un trabajo eficazmente, hacer progresar la verdad, compensar
la virtud, castigar el mal, hacer el bien. Tienen el sentido de “nobleza
obliga”. Disfrutan contemplando y propiciando la felicidad. Son generosos. El
misterio les resulta atractivo. Disfrutan ayudando a la autorrealización de
otros. Les causa gran placer conocer personas honestas, valerosas, admirables,
eficaces, rectas.
Expone el autor de
"La personalidad creadora”, que en el ser humano hay dos sistemas de fuerzas;
uno que se aferra a la seguridad, tiende a defenderse por miedo y retrocede al
pasado. Asustado de correr riesgos, temeroso de perder lo que posee, le asusta
la independencia, la libertad y la separación de lo colectivo.
El otro sistema de
fuerzas empuja hacia la totalidad y la unicidad del yo con Todo. Hacia el
funcionamiento pleno de todas las capacidades.
Decía Maslow; "el
conocimiento hace a la persona más sabia, rica, fuerte, evolucionada, madura".
Eso sí, todo lo que aumenta el temor, reduce nuestro impulso a conocer. Y todo
lo que permite la valentía libera nuestra necesidad de conocer.
La práctica
del conocimiento es la que nos va permitiendo, encontrar la verdadera libertad de
miedos, ignorancia, dependencias, desequilibrios. Es necesario ejercitar el
valor de conocer, ampliar nuestras perspectivas e intereses, cultivar otros
aspectos de nuestro ser y necesidades, para desarrollarnos plenamente como
seres humanos. Como siempre la solución a nuestros problemas, comienza por una
educación integral, que posibilite al ser humano su autorrealización plena.
Mª Dolores Villegas
Gijon
20/5/2000
Registro Propiedad intelectual nº M-004287/2008
fragmento de LA BÚSQUEDA DEL FÉNIX
(En preparación)
No hay comentarios:
Publicar un comentario