miércoles, 14 de abril de 2010

EL HOMBRE BUENO


Para llegar a la bondad natural, hace falta un conocimiento de sí mismo.



Por eso, como filósofos, queremos marchar de todo lo que nos mutile; volver a ser otra vez realmente humanos, en un mundo donde los ríos corran limpios, donde los animales puedan vivir bien, donde el aire sea respirable.


Pedimos lo natural, pedimos que estas grandes utopías no nos estrangulen, que nos dejen vivir. El primer derecho que tenemos es la vida.


Creemos que hace falta un cambio interno en el hombre y que, si no hay cambio interno, ningún sistema exterior puede salvar al mundo.


Valores absolutos en el mundo manifestado no hay. Todo es relativo. Un vaso de agua para el que se está ahogando es una maldición, pero para el que está en el desierto es una bendición. Según el momento histórico y las necesidades, hay una cierta flexibilidad en el concepto del bien y del mal


Cuando yo hablo del hombre bueno, digo simplemente un hombre que no sea bestialmente egoísta, un hombre que entienda que puede haber algo además de la parte material, un hombre que sienta el dolor ajeno como propio, un hombre natural.


 
 
Fragmentos del Prof. Jorge Angel Livraga
 

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