miércoles, 1 de junio de 2016

Naturaleza, Economía, políticos y el ser humano

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"La crisis fundamental es de valores humanos. 
Hay que renovar profundamente el corazón del Hombre."


Todo el orden cósmico, hasta donde se nos alcanza conocer, es eminentemente económico. A pesar de su inmensa pluralidad formal, nunca jamás una cosa es idéntica a otra, y cada una obra impulsada por una necesidad evidente. Además, Nada se desperdicia; todo se aprovecha en una eterna inspiración y expiración universal.

La escasez y la demasía de medios es perjudicial.

La prosperidad económica es uno de los factores de la felicidad, pero si no está armónicamente relacionada con los demás factores, es tan inútil como una única pata en el ángulo de una silla.


Si el hombre no está física, psíquica y moralmente capacitado, la riqueza no le aprovecha y se convierte en trampa mortal. Por otra parte, los bienes mal distribuidos, la necesidad de halagar a las masas ignorantes en búsqueda de votos, la enorme cantidad de empleados públicos, intermediarios y especuladores sin sentido patriótico ni humanitario, encarecen el costo de la vida y para que los menos se corrompan con holgura, los más dilapidan sus existencias persiguiendo sus alimentos, ropas y medicinas básicas.


El político es imprescindible que previamente sea filósofo y, dominando lo invisible, pueda dirigirse sabiamente en lo objetivo. ¿Cómo podría ser justo sin ser sabio? ¿Cómo honrado, sin acrisolar virtudes y convicciones morales? ¿Cómo bondadoso si su alma no ha bebido primero en las lágrimas de todos y no se ha compadecido? ¿Y cómo, finalmente, podría gobernar a otros,  si no se gobernase a sí mismo?

Un paralítico completo no puede accionar los mandos de un avión o de un buque; un alma dormida, un corazón inmóvil y seco, tampoco puede despertar a los pueblos ni moverlos hacia sus altos destinos.


El hombre* no sólo tiene hambre de pan, el hombre tiene hoy más que nunca, hambre de dignidad. No quiere ser un número en una estadística, o una cifra en un cálculo de rendimiento económico. Quiere ser un hombre en el verdadero sentido, quiere amar, sufrir, trabajar, desafiar al destino, triunfar o fracasar, pero vivir humanamente. El pueblo está hastiado de improvisados que le halagan para mejor explotarlo, que le consultan sobre todo lo que no sabe, que le piden lo que no tiene, que le hacen arrodillar ante lo que no cree.


La liberación del sufrimiento no está en seguir experimentando a ciegas, y cargar y cargar con este gran odio que terminará por devorar a la humanidad. La liberación del sufrimiento está en el conocimiento, y luego vendrá el orden, la armonía, la risa, las espigas, el taller y el libro, el amor...

Cuando el hombre se armoniza a sí mismo, se hace uno con la armonía de la naturaleza y se labra su propio destino inmerso en la verdadera libertad.

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 Jorge Ángel Livraga Rizzi-1976-fragmentos

* hombre: como genérico por supuesto (hombre-mujer)

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