jueves, 13 de abril de 2017

Necesitamos superar este problema de la guerra

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Considero que para poder vencer esa catastrófica tendencia hacia la guerra que tenemos todos, lo primero es entender el fenómeno, pero entenderlo a cara desnuda, en su realidad, no como nosotros querríamos que fuese el fenómeno, sino entenderlo tal cual es. Veámoslo con un ejemplo. Si dos partes de hidrógeno y una de oxígeno forman agua, amigos míos, es inútil que debatamos sobre este fenómeno...  Por eso os digo que para ver la realidad tal cual es, tenemos que conocer la naturaleza y darnos cuenta de que realmente existe un latido continuo en ella, una suerte de lucha y relación entre lo masculino y lo femenino, entre lo duro y lo blando, entre el fuego y el aire, entre el aire y el agua, entre el agua y la tierra... Todo es el resultado de tremendas fuerzas en equilibrio relativo.

Y entonces, ¿cuál es la solución? ¿Qué podemos hacer? ¿De qué manera podemos zafarnos de este laberinto? Hay un elemento natural en nosotros y otro psicológico que querría poder diferenciar un poco. Hemos mencionado un elemento natural del cual no nos podemos evadir de ninguna manera, tampoco se trata de evadirlo, y también hay un elemento psíquico que debemos enfrentar. ¿ Por qué hablamos tanto de la guerra? ¿Es la muerte el fin de todas las cosas? ¿ Es que acaso el sufrimiento se da tan sólo en la guerra o se da también en la paz?

Sabéis que todas las filosofías esotéricas antiguas afirman que el hombre reencarna; o sea que el hombre muere, pero que después de estar un tiempo en los planos sutiles, después de un tiempo de "higiene", como diría Platón, vuelve nuevamente a la tierra a reencarnar otra vez. Es decir que, en cierto modo, la muerte no existe, somos inmortales.


¿Qué es la guerra¿ ¿Qué es la paz? Simples instrumentos para la evolución humana que, desgraciadamente, han sido bastardeados por los intereses creados, por los intereses económicos, los temores psicológicos, etc. Pero hay algo peor que morir en una guerra: vivir vergonzosamente. Pienso que hemos perdido algo muy valioso, muy extraordinario: el sentido del honor.

Si los hombres llegan al fondo de sí mismos, si se reencuentran otra vez con su honor, con su naturaleza espiritual profunda, entonces, damas y caballeros, el miedo desaparece. Entendemos que la guerra, el combate, la enfermedad, los terremotos, no son más que circunstancias de la naturaleza que no afectan al alma profunda.

Pero.¡cuidado! Eso no nos tiene que volver secos ante el dolor de los demás. Tenemos que ser hábiles para poder ayudar a los que sufren. No basta con la buena voluntad, tenemos que ser eficaces. Sumando buena voluntad y eficacia hacemos un real acto místico, entonces sí, podemos vivir un poco más en paz, no solamente con los demás, sino con nosotros mismos.



La primera paz no comienza en la ONU, la primera paz comienza en el corazón del hombre. El hombre que está en paz consigo mismo es el que no teme ni a Dios ni al diablo, porque sabe que todo está dentro del gran Dios, del buen Dios que nos acoge a todos. El hombre que sabe que no muere con su cuerpo, como tampoco muere cuando se le van cayendo los cabellos; el que sabe que está mucho más allá de todo eso, el que ha vuelto a reconocer qué es el honor, ese hombre tiene paz. Porque el honor, más que otra cosa, es estar en paz con nosotros mismos.


Lo que necesitamos para superar este problema de la guerra es una moral profunda que surja de nuestros corazones. No una moral que nos dicten de fuera hacia dentro, no que nos la impongan como si fuésemos esclavos. Necesitamos una moral propia, una moral que se eleve de cada uno de nosotros.


Necesitamos convertirnos en antorchas. Sé que somos débiles; todos somos débiles, estamos crucificados aquí en esta cruz de carne; tenemos problemas económicos, psicológicos y espirituales... Cada uno de nosotros puede ser como una antorcha que arda en medio de la nocheLo que importa es seguir marchando de la mejor manera, hacer el menor daño posible, reencontrarse a sí mismo, sentir que Dios está en cada uno de nosotros, tener una firme creencia en nuestra alma inmortal, sentir que los que están a nuestro lado son hermanos, cultivar el arte, la ciencia, incluso las buenas costumbres, la amabilidad, la cortesía, tener fuerza como para poder decir lo que sentimos y ser realmente libres.


La libertad es algo que se tiene dentro y que se vive o no se vive. Y si se vive realmente la libertad - hablo de libertad, no de libertinaje-, entonces estamos más allá de la guerra y de la paz, de la noche y del día... y venga lo que venga, estaremos nosotros, que somos damas y caballeros.




fragmentos de:  Jorge Angel Livraga

1980- ¿Por qué la guerra?


***


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Personalmente considero que hace falta desarrollar compasión, empatía, sentir al otro como una parte de nosotros mismos y su dolor como nuestro, ser conscientes de que todos sufrimos y hemos sufrido... Debe crecer la capacidad de Amor, comprensión, Compasión. Y debe disminuir hasta desaparecer el egocentrismo, egoísmo, personalismos, agresividad y violencia.

Entender y vivir la Verdad de que Somos una Gran Familia, en un mismo Planeta viviendo, inmersos en un maravilloso Universo al que debemos todo lo que somos y tenemos. 

Hoy ya no se puede hablar de guerras, puesto que no se dan en el campo de batalla frente a frente con espadas, ahora es ocultos, con bombas, incluso gases, como verdaderos criminales, ya no se puede hablar de personas, ahora tendríamos que hablar de "algo" inhumano, monstruoso. Que no respeta nada ni a nadie. No hay valores ni honor, ni vergüenza, ni corazones, sólo cobardes portando lo peor de los residuos, zombis drogados, mercenarios fanáticos, así está formado el bando de la oscuridad al servicio de los intereses de aquellos que los financian.

La Humanidad somos parte de una Unidad, ya es hora de que vaya venciendo la conciencia de estas verdades, y la capacidad de nuestra Inteligencia para encontrar con Amor modos más sanos de relacionarnos como la Unidad que somos. Las fuerzas sanadoras de la Luz deben crecer y ser más potentes.

Estamos enfermos a tal punto que la humanidad ha llegado a manifestaciones cancerígenas y de locura que pueden destruir nuestra civilización, como ya ha ocurrido otras veces en nuestra larga Historia. Todo dependerá de lo que se imponga, para vencer a la oscuridad que amenaza destruirnos hacen falta Voluntad, Inteligencia y Amor puestos en juego constantemente. No hacer el juego al Gran Engaño que está llevando a la Humanidad al borde del abismo y a la miseria moral y física como consecuencia. 

"En la lucha...entre la luz y la oscuridad, 
las almas se decantan de un lado u otro, vida tras vida, 
según lo que eligen y actúa como motor de sus obras"
D.V.

Nefertum- 2017 Abril-

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