martes, 17 de marzo de 2009

TIEMPOS NUEVOS


"En estos tiempos nuevos que vienen, a pesar de cualquier dificultad, de cualquier tormenta, de cualquier cosa, para aquellos que realmente en su corazón se comprometen con esos tiempos nuevos y los viven, existe esa posibilidad de cambiar, cambiar muchas cosas, lo que se ve, por ejemplo. Hay que estar informado, pero no para solazarse en la información, no para pasarse horas frente a un televisor que no nos enseña nada, sino para sentir cómo está nuestro mundo, para saber que hay en el Tercer Mundo mil millones de personas que están subalimentadas, para saber que hay violencia, que hay traición, que se engaña a los pueblos y que siempre están aquellos que son los aparentemente poderosos -y digo aparentemente porque los únicos realmente poderosos son los poderosos de alma- que aplastan, que obligan a los demás a ser sus esclavos.

Debemos entender que somos una parte del cosmos, somos un microcosmos, que nuestro egoísmo no nos haga sentir separados de los demás, estamos insertados en el cosmos, somos hermanos entre nosotros y somos hermanos mayores de los animales y hermanos menores de los dioses. Sentir que todo el cosmos está comunicado. Tenemos que lograr también un cambio no solamente en nuestras lecturas, sino también en lo que escribimos; debemos llegar a otra forma de medicina y de salud. Volver a esas medicinas naturales que estuvieron prohibidas tanto tiempo. Es difícil convivir con el cosmos, pero se puede hacer, se puede lograr. Si cuando veis un gran trozo de corteza de árbol decías: "¡Bah!, esto es un trozo de árbol", no estáis conviviendo con el cosmos. Tenéis que ver ese tejido, esa textura hecha por manos invisibles, llamadle la naturaleza, la necesidad, los gnomos, llamadle lo que queráis, pero algo, una inteligencia, ha tejido esas cortezas de manera sutil, les ha dado brillo, les ha dado color, les ha dado textura; al descubrir la sabiduría de Dios en las plantas y en los animales nos redescubrimos también a nosotros mismos.


Debemos recrear en nuestro corazón esa fuerza interior natural, invisible, inexorable que pueda señalarnos dónde está lo bueno, dónde está lo malo, y no solamente señalarlo, sino que lo hagamos realidad con nuestros actos, día a día, hora a hora, instante a instante, donde vayamos y donde estemos".


Fragmentos de la Conferencia "TIEMPOS NUEVOS" Octubre 1981

Prof. Jorge A. Livraga

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