miércoles, 28 de agosto de 2013

De la Codependencia a la Libertad - Krisnananda



La mente de nuestro niño basada en la experiencia de nuestra niñez, ha formado creencias y repite patrones, y nosotros tenemos que encontrar una manera de salir de esa película que está distorsionando nuestra realidad presente con proyecciones del pasado. 

Creo que son nuestros miedos no reconocidos ni trabajados los que cierran nuestro corazón al amor, al amor a nosotros mismos y a los demás.

El miedo afecta y a menudo domina todos los aspectos de nuestra vida. Ejerce un poderoso, y a menudo efecto paralizante en nuestras vidas. Aunque intentamos cubrirlo con todo tipo de compensaciones y adicciones, mientras se mantenga como una fueza escondida puede causarnos ansiedad crónica. Pero si podemos hacernos amigos de nuestro miedo, sacarlo a la luz e investigarlo con intensidad y compasión, puede transformarnos, abriéndonos a una profunda vulnerabilidad y autoaceptación.


En el fondo de la conciencia de nuestro niño herido existe el miedo no reconocido ni aceptado. El miedo en sí no es el problema. Es nuestra falta de conciencia y aceptación de ese miedo lo que nos causa problemas. Saboteamos nuestra  creatividad, nuestra autoestima y nuestras relaciones porque, escondido en nuestro inconsciente, hay un niño que ha perdido la confianza en sí mismo y en los demás. Un niño que está profundamente hambriento de amor. Ese niño responde de muchas formas incosncientes desde ese miedo, desde el hambre y desde la falta de amor. La agitación y la rapidez con la que la mayoría de nosotros come, habla, se mueve y se mantiene ocupado, son algunas de las formas en que se muestra ese niño asustado.


Tenemos profundos miedos de supervivencia, de no ser capaces de ganar suficiente dinero para mantenernos; tenemos miedo de no funcionar bien sexualmente, de hacerlo mal o ser impotentes, y tenemos profundos miedos de no ser amados, de ser rechazados o no deseados. Tenemos miedo de que se nos falte el respeto, de ser abusados, de que se nos ignore o se nos decepcione, de enfrentarnos a alguien, de no saber quién somos, y tenemos miedo de no saber expresarnos, de ser insignificantes.  Los miedos de nuestro niño interior están más relacionados con la vida; con salir y participar en la vida.

los cuatro grandes miedos del niño interior son:
1) El miedo a la presión y las expectativas
2) El miedo al rechazo y al abandono
3) El miedo a la falta de espacio, a ser malinterpretado o ignorado
4) el miedo al abuso físico o energético o a la violación

Se sana en una atmósfera de amor, aceptación y compromiso para reabrir y trabajar las heridas, y así los sentimientos regresan gradualmente.


Gran parte de nuestro viaje consiste en llegar a un punto donde podemos saber lo que estamos sintiendo en cada instante y  aprendemos a expresar esos sentimientos en el momento adecuado.  Este viaje es un proceso para salir de un estado de protección inconsciente y restablecer contacto con nuestros sentimientos e integridad. Es la curación de nuestro poder y vulnerabilidad heridos.  Reconectándonos con nuestra vulnerabilidad, nuestra confianza y nuestra inocencia. El viaje de regreso a casa incluye un peregrinaje a través de los miedos y el dolor del niño interior"


fragmento: De la Codependencia a la Libertad - Krisnananda

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