viernes, 14 de marzo de 2014

LA EDAD DE ACUARIO; El Gran Año Cósmico y las Eras Astrológicas

"El don del espíritu en Acuario
es el sentido de servicio" 
Rudhyar


La fase de Acuario se extenderá aproximadamente del 2000 al 4200. No esperamos una edad de oro. Es una fase unida a la plasmación de un impulso o de un ideal original; el hombre aparece como portador de un vaso sobre el que se derraman las aguas celestes; se tratará de una liberación de energías cósmicas sobre la Tierra bajo control de la Humanidad. Estas energías será preciso primero recogerlas, e interiorizarlas de una forma simbólica en el vaso. Recogerlas, concentrarlas en un recipiente motor antes de liberarlas para fertilizar los terrenos. Es pues una era de acción y organización, en la cual se impone como prueba el uso controlado de los poderes espirituales que el hombre posee en sí mismo. La cuestión para el hombre en la era de Acuario será ¿Se hará propietario o servidor del Poder?

El riesgo de un resultado negativo a este desafío de Acuario está unido a la polaridad complementaria de Leo, que podrá tornarse posesivo en relación a este poder. En realidad, la gran prueba es aprender a hacerse servidor del poder; para ello es necesario simplemente dejar pasar la energía, trasmitirla de arriba hacia abajo, no desnaturalizarla. El hombre tomará la responsabilidad de la liberación de sus fuerzas y de los resultados producidos.

Se añade así una dimensión importante a la ciencia actual, que representa una liberación de energía a todos los niveles, -como los prueban los descubrimientos científicos extraordinarios-, pero los científicos no siempre asumen la responsabilidad de las consecuencias de sus actos.

El hombre Acuario


Para la era de Acuario, que durará 2000 años, el primer milenio verá el descenso de la energía, y el segundo se plasmará la conciencia de la Humanidad y la cultura típica característica Leo. Pero como esto será dentro de un milenio, nos es difícil ahora decir cuáles serán las características de esta cultura.

Hay dos tipos de individuos que intervienen en el nacimiento de esta nueva era; por una parte, Acuario apóstol; una especie de portador de palabras del nuevo espíritu, intermediarios destinados a la difusión de este espíritu. Están animados por un fervor intenso, generadores, centros de radiación. Forman el germen de la planta que comienza a prender. El modo de expresión de esos hombres no es el pensamiento sino las emociones. Habrá, y quizá ya lo haya, gentes que van a vivir esta energía Acuario a nivel emocional. Están ya “en armonía” con esta energía y la van a dirigir con actos, sin que pasen por el pensamiento. Emoción intensa “supra-racional” de gentes que brillan por los rayos del amor. Expresan una convicción total y están vueltos hacia el porvenir. Son los impulsos creadores.


Existen también “los hombres germen”, que “desarrollan un pensamiento sintético. Tienen una conciencia capaz de abarcar un ciclo entero” y la capacidad de vivir la síntesis de este ciclo, y aportar un fruto que será útil para el porvenir. Su pensamiento se expresa sobre todo por la formación de símbolos, palabras, imágenes, ritos música: es el polo pensamiento-sentimiento. “Dan la representación fundamental de las estructuras de la conciencia, y los apóstoles que vengan después del principio de la era difunden la visión de estas personas-germen”

“Los hombres-germen están constituídos por las personas más completas de los Piscis. Guardan la llama viva o la nota mágica que, liberada, imprimirá su impulso en el era de Acuario”.

En este paso “surgirá probablemente una gran idea universal que habrá asimilado las antiguas ideas”. Lo que es cierto es que iremos hacia algo más universal, más global, mediante la formación de una especie de comunidades gnósticas que se consagrarán a esculpir, a tallar, como se talla una piedra, a los seres humanos con las formas más elevadas del espíritu de Acuario.

Es decir, que a diferencia del sistema colectivista que se instauró en la fase de Piscis, habrá grupos de pequeñas comunidades donde se hará un trabajo individual para formar hombres-lente. Es en estas comunidades donde nacerá el individuo de tipo Leo, y serán célebres los grandes mitos y la cultura del hemiciclo Leo. La llave de esta experiencia será la unidad por la diversidad.






Es necesario orientarse en un nuevo sentido, y esta nueva toma de conciencia se revela urgente, porque es antes de la apertura de un nuevo ciclo cuando las ideas-germen necesarias para el estado siguiente son lanzadas y sembradas en la tierra virgen, antes que el “logos” fecundante descienda del reino divino sobre el hombre, después sobre un grupo de hombre que lo incorporarán y lo manifestarán, al menos para una minoría creadora particularmente abierta. Es necesario prepararse antes. Será una era de poder y de productividad, donde se despertará el potencial de individualidad espiritual y creadora.

Al final del ciclo de las estaciones, todo lo que es hoja, flor y tallo en la planta anual, se desintegra inevitablemente. Sólo quedan las semillas, centros cerrados de donde surgirá la vida. La humanidad actual necesita hombres y mujeres “semillas”, que puedan y quieran asumir la misión sagrada de su metamorfosis, no sólo por su crecimiento espiritual, sino por el bien de la Humanidad.

Para Rudhyar, no es ya tiempo de análisis, de búsqueda o de erudición, sino de un compromiso total de uno mismo, para tornarse en semilla vibrante, dinámica y fuerte de la civilización que nace sobre la tierra Acuario purificada.

La era de Acuario se sitúa en el corazón del invierno y nos sumerge en el desafío de conciliar el frío y el calor, las tinieblas frías del universo y la luz de las estrellas. Esta era nocturna hace brillar el Sol en la esfera invisible y la noche en la esfera visible. Nos dará todo el poder de Dionisos para despertar al nuevo Heracles, el hombre-Leo generoso y unido a la fuente espiritual para ponerse al servicio de la humanidad y ser capaz de realizar en su vida los valores filosóficos de Acuario: fraternidad, igualdad, libertad. Deberá aprender a confiar en la intuición más allá de la razón limitadora y a despertar la chispa de humanidad en el corazón de cada individuo. Deberá redescubrir el sentido del Servicio y de la Fraternidad más allá de los discursos demagógicos. Una nueva unión más abierta y creadora, armonizando los contrarios y abandonando la mortal lucha entre hermanos que han marcado las dualidades irreductibles de la era de Piscis-Virgo.

Una nueva Ciencia que sabrá dominar orden y caos, certidumbre e incertidumbre, emoción e inteligencia, y que gracias a la fuerza innovadora de Urano, “el descontento divino”, permitirá asumir las nuevas formas que tiene que afrontar.


Ruperti concluye invitándonos a crear “grupos de semillas” de donde pueda surgir un nuevo género de Humanidad. Estos hombres y mujeres “semillas” tienen que estar dispuestos a transmutarse, no sólo en función de su propia evolución espiritual, sino al servicio de la Humanidad. Serán necesarios una fe inquebrantable, valor, persistencia, incluso en las circunstancias más difíciles. “Las realizaciones verdaderas no deben alimentar solamente el espíritu, sino también las emociones más profundas, porque lo que importa hoy no es una cuestión de análisis, de búsqueda, de erudición, sino de compromiso individual total.

El hombre de Acuario se caracteriza, como el hombre de Leo, por una individualización completa; sólo el que llega a ser, como Heracles, su propio Sol y su propia Ley, puede participar consciente y voluntariamente en el gran concierto cósmico de las Galaxias (propuesta por Acuario) 


Según Ruperti, "para aplicar de manera eficaz ese poder participativo, es necesario una acción sana. Si nosotros y nuestros hijos perdemos la batalla contra la avaricia, la inercia, la laxitud espiritual, surgen las naturalezas tiránicas. Pero si ganamos, en nombre del espíritu creador que nos lleva interiormente a ser hijos de Dios, nuestra acción será cooperadora y humanitaria. No hay otra elección tan importante de cara a la era de Acuario.


El objetivo de Acuario es hacernos conscientemente tributarios de la vida del Universo y el saber desarrollar la certeza de un Orden Cósmico que pide a cada hombre la realización de su individualidad en el seno de una colectividad."




Recogido del Manual "La Edad de Acuario; El Gran Año Cósmico y las Eras Astrológicas"
de Laura Winckler- Fernando Schwarz

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