domingo, 19 de febrero de 2017

EL CASTAÑO NO SABE…de Amado Nervo





El castaño no sabe que se llama castaño;

más al aproximarse la madurez del año,

nos da su noble fruto de perfume otoñal;

y Canopo no sabe que Canopo se llama;

pero su orbe coloso nos envía su llama,

y es de los universos el eje sideral.

Nadie mira la rosa que nació en el desierto;

más ella, ufana, erguida, muestra el cáliz abierto,

cual si mandara un ósculo perenne a la extensión.

Nadie sembró la espiga del borde del camino,

ni nadie la recoge; más ella, con divino

silencio, dará granos al hambriento gorrión.

¡Cuántos versos, ¡oh, cuántos!, Pensé que nunca he escrito,

llenos de ansias celestes y de amor infinito,

que carecen de nombre, que ninguno leerá;

pero que, como el árbol, la espiga, el sol, la rosa,

cumplieron ya, prestando su expresión armoniosa

a la INEFABLE ESENCIA, que es, ha sido y será!

AMADO NERVO

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