lunes, 6 de julio de 2009

FILOSOFIA PARA APRENDER A VIVIR



La imagen puede contener: árbol, planta, exterior, agua y naturaleza

Cualidades esenciales de la verdadera felicidad son la duración y la estabilidad; durar siempre y que ningún contratiempo pueda perturbarla. La felicidad que no reúne estos caracteres es engañosa.




No existe nuestro bien y nuestro mal sino en nuestra voluntad.




De todas las cosas del mundo, unas dependen de nosotros y otras no. Dependen de nosotros nuestros juicios y opiniones, nuestros movimientos, nuestros deseos, nuestras inclinaciones y nuestras aversiones; es decir, todos nuestros actos.




Aquellas que no dependen de nosotros son; el cuerpo, los bienes materiales, la fama, las dignidades y honores; es decir, todas aquellas cosas que no entran en el ámbito de nuestros propios actos.




Las cosas que dependen de nosotros son libres por su naturaleza misma; nada puede detenerlas ni levantar ante ellas obstáculos. En cambio, las que no dependen de nosotros son débiles, esclavas; sujetas a mil circunstancias e inconvenientes y ajenas por completo a nosotros.




Recuerda, pues, que si tomas por libres las cosas que por su naturaleza son esclavas, y por propias las que dependen de otros, no encontrarás más que obstáculos por doquier; te sentirás turbado y entristecido a cada paso y tu vida será una continua lamentación contra los hombres y dioses. En cambio, si no tomas por propio sino lo que realmente te pertenece y miras como ajeno lo que pertenece a los demás, nadie podrá obligarte a hacer lo que no deseas ni impedirte que obres según tu voluntad


Fragmentos de LOS ESTOICOS - EPICTETO

1 comentario:

julio dijo...

¡Me encanta! Transparenta una gran sabiduría.
Me permites compartir con una continuación de los fragmentos de Epicteto?

EL DESEO DEMANDA SU PROPIA SATISFACCIÓN
Nuestros deseos y aversiones son tiránicos. Demandan ser complacidos. El deseo nos manda que corramos a obtener lo que queremos. La aversión nos insiste que evitemos las cosas que nos repelen. Ocurre que cuando no obtenemos lo que queremos, nos decepcionamos, y que cuando tenemos lo que no queremos, nos acongojamos.

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