viernes, 10 de marzo de 2017

Ignorancia y corrupción


Resultado de imagen de imagenes hombre subiendo montaña

"La palabra filósofo significa aquel que tiende hacia la verdad, aquel que tiene amor por el conocimiento. Todos somos filósofos.

Después de la época de Descartes, en época postcartesiana, la filosofía se va a separar de la ciencia, de la religión, y de todas las demás actividades humanas...

Surgen varias corrientes en la filosofía, siendo una de ellas el idealismo, XVIII y XIX

El idealismo promueve la prioridad del alma sobre el cuerpo. Se empezó a restar importancia a la naturaleza y a Dios. Empezó a desacralizar todas las cosas. Se olvidó de que la razón es tan sólo un instrumento para entender lo razonable, para lo demás no tiene ningún sentido. Este auge tuvo una especie de contragolpe, de eco viciado, que hizo que el hombre poco a poco olvidase la existencia evidente de Dios, y que olvidase también que la naturaleza no es una mera máquina, sino que la naturaleza tiene sus propias leyes. El idealismo en ese sentido, en cierta forma se ha equivocado.

El hombre al lanzar el idealismo olvidó que tenía que estar también relacionado a la naturaleza y al hombre en sí.

El daño hecho por el desconocimiento de las leyes naturales es enorme. Hoy la naturaleza está emponzoñada, tenemos los ríos contaminados, el aire y la tierra contaminados, y también la psique contaminada con ideas, con obsesiones, con problemas económicos, con problemas sociales.  El idealismo ha repetido el mismo error que el cartesianismo: separar los conceptos de lo divino, del hombre y de lo natural.


Cuando hablo de corrupción, no lo digo en el sentido moral, lo digo en el sentido filosófico. ¿Qué es algo que se corrompe? Es simplemente algo que, perdida su armonía, perdida la forma etérica que mantiene unidas todas las moléculas, empieza a partirse en varias. La sociedad actual, fuera de todo elemento peyorativo o insultante, filosóficamente hablando, está en corrupción, se está corrompiendo; hay una lucha intestina entre los hombres. Sin querer hemos formado otra vez tribus, hemos llegado a la fase de la división, los que están conmigo y los que están contra mí, los que son buenos, los que son malos, los que viven aquí, los que viven allí. Hay tribus de médicos, de músicos, escritores, de políticos, civiles, de militares, es decir, todo el mundo contra todo el mundo. Hay una separatividad, una especie de corrupción que ha entrado, poco a poco, separando a los hombres de los hombres, y eso nos debilita." 

Todos los errores de los hombres son producto de la ignorancia, y es bueno para un filósofo reconocer la propia ignorancia. Es la única forma de llegar al conocimiento. Nosotros, debido a esa ignorancia hemos llegado a este estado de corrupción, de división entre las personas, que significa una problemática profundísima.

Astrológicamente hemos entrado en la Edad de Acuario. Esta Era tiene cuatro partes: una parte de hielo, una parte líquida, una parte aérea, y una parte vaporosa. Actualmente estamos en la parte más dura, y además según los hindúes nos encontramos en el quinto o sexto milenio del Kali Yuga, de la Edad de Hierro. Por lo tanto estos son tiempos difíciles, no son tiempos que tiendan a cambiar fácilmente hacia la felicidad, sino todo lo contrario.

La solución es difícil. Un filósofo ante todo no debe mentir.

Un filósofo piensa diferente, es más realista.  Dios está en todas partes, pero esa presencia de Dios no nos quita la responsabilidad histórica, colectiva e individual de poder vencer y transformar nuestra propia naturaleza y nuestro entorno, de tal manera que podamos vivir fraternalmente, que podamos vivir humanamente, sin degradaciones. Por lo tanto, la solución pasa por una nueva educación en el sentido profundo. Educación: "educir" de dentro de nosotros lo que tenemos de bueno, lo que sabemos y podemos hacer.

Lo que tenemos que hacer, evidentemente, es reforzar nuestra parte espiritual, nuestra parte interior, y dedicarnos a trabajar, a producir...

Tenemos que lograr una solución que no solamente nos alegre sino que sea real, que pueda servirnos para algo.  El sistema está completamente corrupto, viciado.

Tenemos que volver a tener iniciativas individuales. Hay algo que las corrientes de moda nos han inyectado como si fuese un virus: la masificación. Se ha inventado la igualdad. En la Naturaleza no existen dos cosas iguales, no hay dos hojas de árbol iguales, no hay dos flores, ni dos estrellas ni dos personas iguales.

En la Naturaleza existe la semejanza, pero no la igualdad.  ¿Es un drama que sea diferente? No, es una gran forma de la sabiduría de Dios, porque siendo diferentes podemos poner lo que le falta a otro y recibir lo que nos falta a nosotros, y así funcionamos como un engranaje, conjugándonos unos con otros, ayudándonos para crear movimiento. Siendo diferentes nos complementamos, podemos conversar, intercambiar palabras, podemos discutir, podemos amar, podemos luchar, podemos abrazarnos.

Porque existe la diferencia puede el agua correr, el agua que no corre se estanca, pero cuando hay una diferencia de altura, entonces el agua corre, el agua canta, va inexorablemente hacia el mar, que le espera con alegría y con avidez. Todo en el universo es diferente, no existen dos células epiteliales que sean iguales. El hombre en su materialismo, el hombre en su pseudo-idealismo del siglo XVIII y del siglo XIX crea el concepto de la igualdad. Es un concepto artificial, políticamente instrumentado por los hombres, para llevar a cabo un lavado de cerebro y de corazón a toda la humanidad, para arrancarla de la naturaleza.

El que todos seamos hijos de Dios no quiere decir que todos seamos iguales, una madre puede tener muchos hijos y no todos tienen por qué ser iguales, son siempre diferentes. Hemos inventado el mito de la igualdad y con él el mito de la masificación, y hemos dejado de lado nuestra responsabilidad individual, la hemos proyectado hacia cosas un poco abstractas- Hoy en día no hay gobiernos políticos, hay administradores; no hay ideólogos, hay malos administradores, para colmo.

Hay que concienciar de la necesidad de volver a ser individuos, de volver a creer por nosotros mismos, de actuar en conjunto, pero respetando nuestra propia individualidad, respetando aquello que tenemos en el fondo del corazón, una especie de libertad pristina, interna. La libertad no es la libertar exterior, eso es simplemente movilidad; la libertad es un hecho moral, un hecho interno. 

Debemos recobrar la dignidad, las buenas costumbres, la elegancia, la forma adecuada de expresarnos, y la fe en nosotros mismos y en Dios nuestro Señor. No en un Dios personal, sino en el Misterio. No tenemos que tener miedo al enigma, tenemos que marchar de su mano, y poder penetrar en aquella parte que es más esotérica, que es más interna, que nos puede revelar un poco más los misterios de nuestra existencia.
 




Jorge A. Livraga -1985 fragmentos conferencia: IDEALISMO y CORRUPCION

"MAGIA, RELIGIÓN Y CIENCIA PARA EL TERCER MILENIO" Edit. NA

No hay comentarios:

Publicar un comentario