jueves, 19 de diciembre de 2013

RAZÓN Y RELIGIÓN



“Una de las facultades más grandes del alma es la inteligencia. La inteligencia es lo que permite al alma, el poder ver, leer o entender el mundo circundante, el entorno, e incluso revertirse sobre sí mismo logrando el conocimiento del yo en el yo. El mecanismo utilizado por esa inteligencia, cuando es un mecanismo lógico basado en una serie de causas y efectos, es la razón. La razón ha venido siendo utilizada para la investigación de la verdad desde los tiempos más remotos hasta los tiempos modernos.

En cuanto a la religión, es la mística, el religar, la unión del hombre con el hombre, con la naturaleza, con todas las cosas. Religión es creer en Dios, sentirlo, vivirlo. La religión como elemento que une al hombre consigo mismo, con la naturaleza y con Dios, ese Algo innombrable e innombrado al que, sin embargo, damos el nombre de Dios.


Él está en el fondo de todas las cosas; está escondido detrás de lo más escondido; es más pequeño que lo más pequeño, es más grande que lo más grande; es el observador silencioso de todo lo que hacemos, el único que mantiene, más allá de las puentes de la muerte, la mano tendida a los desesperados, es la esperanza de todos los hombres. Dios ríe con nosotros en cada carcajada; Dios gime con nosotros en cada lágrima; y todo hombre, en todo momento de la Historia, ha conocido de alguna forma de religión.

Yo quiero aclarar que la razón, y la filosofía, no nació en Grecia. El movimiento de la razón como búsqueda de la verdad es tan viejo como el mundo. Siempre existió la razón, siempre existió la religión. Religión es el elemento fundamental que distingue al hombre del animal. No es la inteligencia lo que les diferencia, pues hay animales inteligentes. Tampoco es la bondad; generalmente, hay perros que son mas buenos que mucha gente que conocemos. Lo que diferencia fundamentalmente al hombre de la bestia es su capacidad de orar.

El materialismo del siglo XIX hizo contraponer la religión a la razón. Es evidente que en la Historia ha habido momentos en que prevaleció la razón o prevaleció la religión. Creo que no solamente la humanidad pasa por momentos en donde prima la razón o la religión, creo que hay momentos de oro de la humanidad en donde la razón y la religión se encuentran, se amalgaman. Esos momentos de oro son los que nos han legado los grandes monumentos, las grandes obras, los más profundos pensamientos. Son momentos en los cuales los hombres son razonables y piadosos.

Y hay otros momentos en donde se produce un vacío terrible; un vacío de religión y un vacío de razón. Los hombres de vuelven ateos, no quieren creer en nada. Pero no solamente no creen en Dios; no creen tampoco ni en su esposo ni en su esposa, ni en su amigo ni en su amiga; no creen ni en su madre ni en su hijo, no creen en nada, absolutamente en nada. Son los grandes momentos de vacío, los grandes momentos de desolación y de duda.

Podemos decir que puede haber cuatro formas o cuatro momentos. Unos en donde prima la religión sin faltar del todo la razón; otros donde prima la razón sin faltar del todo la religión; otros donde la religión y la razón se encuentran como las cumbres de una montaña; y otros donde falta la religión y la razón y nos encontramos como en una tumba.

Hoy, creo que estamos desamparados de religión y desamparados de razón. Las tenemos potencialmente dentro nuestro; dentro de cada corazón existe un orante y dentro de cada cabeza existe un pensador. Pero estamos prácticamente desprovistos, como niños perdidos en el bosque.

Por eso, tal vez, aquellos que nos dedicamos a la filosofía, por buscar raíces que plantar otra vez, buscamos en las fuentes, es nuestra búsqueda con las manos, más allá de las aguas, más allá de todo lo que hemos contaminado…. Todos estamos un poco contaminados.

Necesitamos, un mundo nuevo en donde la razón y religión no se opongan, sino que se complementan; en donde volvamos a ser todos realmente seres humanos.

Hay que entender que el hombre o la mujer cuando son verdaderamente honrados, cuando tienen un corazón dentro del pecho y los riñones en la espalda, entonces no les porta lo que opine la gente, les importa tan sólo la opinión de su propia conciencia, la voz de Dios en su corazón y el viento de la Historia que nos lleva a todos hacia nuestro destino”




Fragmentos de la conferencia: RAZÓN Y RELIGIÓN
Jorge Angel Livraga – Octubre 1979 Madrid

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