Mi querido amigo:
Me preguntabas ¿por qué estás triste? Y te conté como esa “marea negra” me había cogido de nuevo…ya sabes, es algo viejo en mí…vuelve y vuelve, cada vez que alguien reaviva ciertas heridas con su comportamiento. Y allí estoy de nuevo en “los infiernos” de las tristezas que llevo dentro…y que como una gran ola me arrastra ahogándome por momentos. Entonces aflora como un volcán en erupción todo el dolor que va en el alma, sorprendiéndome siempre que vuelve, cuando yo ya lo creía todo superado. De nuevo sólo me queda luchar para no ser vencida, disiparlo como el humo con la luz de la conciencia, y extraer algo positivo de esta experiencia de “bajada a los submundos del inconsciente”.
Y recordé o aprendí cuando me contaste tu dolor, que todos pasamos por lo mismo. Sí, cada cual con sus heridas o fantasmas, somos visitados una y otra vez, cuando las circunstancias vuelven a “tocar esa tecla”, y suena la misma canción… Entonces nos sentimos tan angustiosamente solos, que estemos donde sea todo cobra un color opaco, grisaceo, sintiendo poderosamente los barrotes de la cárcel donde se halla el alma prisionera. Surge la pregunta de nuevo, ¿para qué todo lo que hice, valió la pena…?
Mañana te cuento más…hoy debo buscar la serenidad perdida…me voy al Sol, a mirar el cielo azul y el vuelo de los pájaros…para sentirme arriba, arriba, llenándome de la paz que hay allí. Muchas veces lo conseguí así… fue siempre mi mejor medicina.
Besa tu alma tu fiel amiga que no te olvida
Perséfone
fragmento de LA ODISEA DEL ALMA
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