martes, 24 de septiembre de 2013

EL MISTERIOSO ARTE DE VENCER


"Veréis que se puede resistir mucho más fácilmente si se mantiene la mente alejada del dolor.

Sucede igual en las cosas de la vida. Si mantenéis vuestra mente agarrada a cada uno de los problemas, a esa pequeña muerte cotidiana que se nos viene encima, al temor que no han sabido lavar en nosotros porque no estamos en el siglo V a.C., no podréis resistir ni el más leve impacto de la adversidad.

Tenemos que intentar entonces alzar esa mano, rescatarla un poco de las cosas del mundo, ir imponiendo nuestra Voluntad, una Voluntad que no debe ser ostentosa, que debe marchar sola y natural.

Cuando enfrentáis una seria adversidad, tratad siempre de resistir un minuto más, no penséis que vais a aguantar una hora, un día, un año, toda la vida; no, no, un minuto más, nada más que un minuto más, y luego otro minuto más, y así, poco a poco, se irán sumando cifras mucho más grandes. El poder de nuestra mente es terrible.

¿Qué es lo que ha cambiado? Nuestra perspectiva. Si nosotros deseamos algo con fervor demasiado apasionado, se nos hará infinitamente lejano.
                 
Sepamos conformarnos con cosas sencillas. Yo no digo renunciar a tener más, digo simplemente estar en paz con el propio corazón, y luego ver de qué manera podemos prosperar un poco más. El secreto está en saber realmente qué es lo que podemos hacer, cómo lo podemos hacer y poner toda nuestra atención y toda nuestra fuerza en ello.


En verdad, tenemos más fuerza de lo que creemos. Cada uno de nosotros, por pequeño que sea, tiene grandes posibilidades. Algunos pensarán: «Yo no voy a escribir poesías porque igual..., ¿quién me las va a editar? No soy tan bueno». Perdamos un poco ese sentido de la comparación, de la competición, esa especie de deporte insano donde nos han metido. Salgamos de esa mentalidad y hagamos las cosas por la cosa en sí. Si os vienen al alma poesías, si os bajan poesías como bajan los pájaros sobre los nidos, recibidlas, mantenedlas, echadlas al vuelo, ¡no importa que no las editen!


¿Cuántos hay que tienen dentro suyo libros, mensajes, tesoros, personajes? Hay que sacarlos, hay que tener la fuerza de extraerlos fuera de sí, mostrarlos al mundo, que está sediento de cosas espontáneas. El mundo está harto de que le hablen a través de los grandes armazones de los sistemas, y quiere que le hablen de corazón, de hombre a hombre, de mujer a mujer, de persona a persona. De ahí el viejo sentido romano de la concordia, corazón con corazón. Eso no es igualdad, no -la igualdad es estéril-, sino que es algo que hace que se complementen lo uno con lo otro, como los dientes de un engranaje, en el que van entrando las salientes de unos en los huecos que dejan los demás... Y en ese entrar las salientes de unos en los huecos que dejan los demás, existe la posibilidad de transmitir la fuerza: fuerza espiritual, fuerza física, ¡qué más da! fuerza interior... la fuerza interior que lleva en sus brazos la Victoria, esa Victoria final que nos espera a todos, a través de los pequeños logros, esos que deben ser cotidianos, que deben ser continuados y que nos tienen que llenar el corazón de fe y de ilusión.

Tal vez pintáis cuadros, tal vez hacéis dibujos, ¡hacedlos! No importa que la gente los reconozca o no. Más allá de la gente, más allá del entorno, hay otro Juez, un Juez muy grande, tanto que no podemos decir qué tamaño tiene. Tan bueno que no podemos imaginarlo, y tan justo tan justo, que más allá de los actos, lee los corazones que inspiraron los actos.



Y ese gran Juez, de alguna forma, extenderá su capa sobre nosotros y abrigará nuestros pequeños logros, nuestras pequeñas ilusiones: los versos que nunca hemos escrito, los dibujos que no hemos realizado, los amores que no hemos tenido, las oportunidades que se nos escaparon, pero que viven de alguna forma mágica en ese mundo de redención sublime, y que nos acompañarán, a través de los milenios, hacia una realización interior y total.


Cada uno de nosotros, aun el más pequeño, aún el que se sienta más disminuido, aún el que crea que está más solo, tiene la capacidad de la Victoria. Tiene la capacidad de marchar y marchar a través de esos pequeños éxitos, de esos pequeños pasos que le van a lanzar poco a poco hacia adelante.


No hacen falta fórmulas, tampoco apoyos especiales; siempre se puede ir hacia adelante, perfeccionarse más y más. Cada uno de nosotros debe buscar su propia Luz, su propio lugar..."

fragmentos de: EL MISTERIOSO ARTE DE VENCER
Jorge Angel Livraga -1991

Conferencia completa aquí:

http://www.acropolis.org.uy/Investiga_y_Comparte/Articulos/Filosofia/El_misterioso_arte_de_vencer.php




1 comentario:

Anónimo dijo...

Muy buena y bonita reflexión.

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