domingo, 22 de septiembre de 2013

LA CRISIS DE OCCIDENTE Y EL ADVENIMIENTO DE LOS TIEMPOS NUEVOS

  

La actual crisis de Occidente no es energética, sino moral y espiritual. Cuando nuestros antepasados necesitaban algo material salían a buscarlo y lo conseguían. Ya no tenemos esa fuerza interior como para poder cruzar esos océanos de dificultades, para solucionar nuestros propios problemas. La educación actual nos ha enseñado a evadir los problemas, no a enfrentarlos.

La crisis de Occidente no es una catástrofe, es una oportunidad de cambio. Tenemos que poder desarraigarnos del problema para lanzarnos hacia la solución; en ese sentido proponemos ese cambio. No un cambio masivo, cambiar todo para que todo siga igual. No, se trata de un cambio interior, un ser diferente, que cuando uno se levanta por las mañanas vea los árboles, huela el perfume de las rosas, vuelva a sentir el amor, el aire, el canto de las golondrinas, de los pájaros.




Necesitamos un hombre realmente; que no le tenga miedo a la lluvia; que no le tenga miedo a los ríos; que no le tenga miedo a otro hombre; que no le tenga miedo a la muerte –la muerte no existe, es simplemente un cambio, es como el nacimiento-; un hombre que pueda investigar libremente en las antiguas civilizaciones y las ciencias nuevas; que sea capaz de hacer un arte nuevo, de hacer una música nueva, que no se base en las modas, en la propaganda, sino en lo que siente dentro de su corazón.


Lo que tenemos que aportar es una voluntad de perseverancia, de conquista espiritual que se refleje en todas las cosas. Tenemos que aportar una juventud interior que nos permita renovar este mundo que se va cayendo a pedazos, y tener la fuerza para levantar otra vez templos a Dios. Lo que nos diferencia de los animales, de las bestias, es nuestra fe en Dios. El hombre que no cree en Dios, lo llame como quiera, es como un animal, o sea, vive para comer, para vestirse y nada más. Entonces se animaliza, se empequeñece y cada vez tiene más miedo; tiene miedo cuando está despierto y tiene miedo cuando está dormido.



Hace falta recrear un hombre más natural, no tenemos que hacer algo nuevo en el sentido de inventar, sino recoger todo lo bueno que hubo en el mundo, ponerlo en nuestro corazón, y poder decir: lo tengo en mi corazón", hace falta también tener el valor de investigar estas cosas, de preguntarnos realmente ¿quién soy, de dónde vengo, adónde voy? ¿yo estuve otra vez en este mundo?, ¿se reencarna?, ¿hay una ley de causa y efecto, lo que oriente llama karma? ¿existe? ¿no existe? Tenemos que preguntarnos y atrevernos a pensar esas cosas, atrevernos a pensar sobre las distintas formas de la realidad.

Entonces podremos hacer lo que hicieron tantas civilizaciones; pasar este momento de crisis y lanzarnos hacia delante para que los jóvenes, para que los que vengan después puedan sonreír, puedan ser felices, puedan vivir realmente la vida, puedan tener las manos no solamente repletas de alimentos o de agua, sino que puedan tener las manos limpias, con honor, el corazón tranquilo, la mente quieta e inteligente. Los pies en la tierra y los brazos hacia el cielo, como un gran abrazo a toda la humanidad y a la VIDA.





Conferencia impartida en 1980 por el Prof. Jorge A. Livraga

Fragmentos del libro "Magia, Religión y Ciencia para el Tercer Milenio"

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